Don Emanuel trabaja en el campo desde que tiene memoria; año tras año siembra la tierra que le heredó su papá con una condición, que no la vendiera y le sacara provecho. Para su buena fortuna de ella obtiene maíz, chile, calabaza, frijol, tomate, jitomate y algunas hierbas. Desde su infancia se le enseñó cómo prepararlas, a veces para vender en el tianguis de su pueblo o consumirlas en el almuerzo. Sin embargo, desde hace varios años, las empresas con tecnología de punta intentaron, en múltiples ocasiones, comprar sus tierras junto con la de sus vecinos de toda la vida; algunos accedieron a las ofertas mientras que otros se negaron, pero, a cambio, adquirieron agroquímicos que las mismas empresas distribuían, un negocio redondo. Don Emanuel se negó a toda opción y, hoy en día, disfruta de un buen taco de su cosecha que acompaña con un puñado de hierbas, también llamadas quelites.
El pasado mes de junio dio inicio una discusión, entre las esferas empresariales y las instancias gubernamentales, en torno al uso del glifosato, este producto es un herbicida que elimina toda maleza de hoja ancha y gramíneas, o sea hierbas. Por otro lado, se les denomina quelites a las hojas de tallos comestibles, verduras tiernas, plantas jóvenes, brotes y algunas flores; para el mundo culinario es de suma importancia su revaloración, pues se consideran alimentos con altos valores nutrimentales. De vuelta al tema del glifosato, tiene un amplio uso en la agricultura, bajo el objetivo de inhibir hierba innecesaria que compita por el agua y nutrientes de la tierra; sin embargo, en el mismo mes de junio la empresa Bayer acordó el pago de US$10.900 millones por casos relacionados con cáncer, esto en Estados Unidos.
En México, el Consejo Nacional Agropecuario, encabezado por Bosco de la Vega, defiende el uso de este agroquímico bajo los argumentos de competitividad, productividad y seguridad alimentaria. Pero, dentro de su defensoría, ha dejado entrever un discurso sumamente peligroso y contradictorio. En entrevista con Carmen Aristegui, el pasado jueves 8 de agosto, mencionó que las autoridades del gobierno federal proponían el retroceso de la agricultura, y buscaban que volvamos al consumo de hierbitas, en referencia a los quelites. De ser así entonces tenemos un problema donde el consumo de quelites representa un retroceso para el CNA; y el uso del glifosato sería un auxiliar en erradicar esta práctica; para finalmente dejar en duda el verdadero interés por la soberanía alimentaria, deponiendo todo en un mero interés mercantil personal.
Sin entrar en detalle, hablar de tecnologías y progreso no es ir en contra de costumbres y tradiciones; lamentablemente sí existen intereses y jugosas ganancias monetarias, que ven en las hierbas malas, por poner un ejemplo, a un monolito mexicano que no se parece a su modelo de México.