El andar entre cacerolas, cocinas, comales, sartenes, caminos y aeropuertos da cuenta del esfuerzo, los años y la experiencia de cualquier cocinero y cocinera.
Sumado con la historia de vida convierte a la persona que lo experimenta, en todo un bagaje que, además de ser digno de orgullo, también es motivo de inspiración.
De esta forma nos encontramos con una persona que ha cocinado y viajado por varias partes, no solo de México, sino del mundo. Donde, sin lugar a duda, ha llevado entre su discurso al maíz. Un alimento que año tras año traemos a este espacio como agradecimiento, y este año no podría ser la excepción. Y es de nueva cuenta el Centro Universitario UAEM Tenancingo el espacio de reflexión, ejecución y mucha comida.
La licenciatura en Gastronomía organizó una serie de conferencias, talleres y una muestra gastronómica donde la temática osciló entre el maíz y sus aplicaciones dentro de la alimentación. Aunque, y después de 9 años, este espacio se reencontró con una cocinera de larga trayectoria. Nos referimos a la chef Claudia Ruiz Sántiz, mujer, cocinera, chiapaneca, indígena y tzotzil.
De manera muy generalizada, podemos decir que Claudia, comenzó su vida profesional rompiendo las barreras familiares o, como ella lo dice, revolucionando su vida por el sueño de ser algo más. Después de concluir sus estudios en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, en 2010, continuó su preparación en el restaurante Pujol, de Enrique Olvera. Posteriormente decidió continuar su andar en el restaurante Máximo, del chef Eduardo García y, por último, en el restaurante DUO Salado y Dulce, de los chefs Estefanía Robles y David Muller.
Una vez pasados 3 años en la Ciudad de México, regresa a Chiapas para comenzar su propio proyecto, el cual, en palabras de la propia chef, es impulsar su cultura, tradición y gastronomía. Donde, más que un interés comercial o culinario, lo vio como una reivindicación para todas las cocineras indígenas, esto derivado del sistema machista tanto de su comunidad como de todo México.
Al día de hoy, el esfuerzo a rendido frutos, no solo por el éxito de su restaurante Casa Sántiz, sino por el reconocimiento global. Entre los que destacaremos, formar parte, en 2019, de las 50 mujeres que marcaron la década en la gastronomía; ser mencionada, en 2021, por la Revista Aire, como una de las mujeres haciendo historia desde el ámbito gastronómico indígena; nombrada, en el mismo año, en la lista 50Next, como promesa de la gastronomía, de talla internacional. Y así podríamos seguir por un rato más, enunciando las múltiples veces que ha sido reconocida. Sin embargo, uno de los principales éxitos es la semilla que deja en los estudiantes, con cada palabra de aliento.