Cultura

Dulce añoranza

Gerardo saborea uno de sus dulces favoritos, un chocolate relleno de una pasta suave del mismo ingrediente y acompañada de cacahuate; en cada bocado la memoria lo traslada a su infancia, aún puede recordar los colores y materiales del empaque, los cuales hoy tienen un diseño moderno. Entre sus vagos recuerdos regresa a aquel momento, probablemente a finales de los 80´s, cuando un tío lo llevó a una tienda repleta de dulces que nunca había visto, no eran como aquellos que se encontraban en los anaqueles de las tiendas comunes. Hoy se encuentra en una tienda similar, con caramelos, sodas, cereales y sopas instantáneas por todos lados.

En una época donde el cuidado por el tipo de alimentos procesados que se presentan a los menores de edad es estricto, descubrir que el resto del mundo se regodea con un refresco que lleva por nombre a una banda de pop coreano, un cereal que tiene como personaje principal a un superhéroe actual o una sopa instantánea de fideos morados, es un escenario más que surrealista. A pesar de que este fenómeno lleva varios años pululando el mercado mexicano, aún resulta curioso para este espacio.

El boom de las distribuidoras de dulces estadounidenses y japoneses no es nada nuevo, como ya hemos apuntado, desde hace varios años se tiene noción, al menos por aquellos que crecimos entre la década de los 80´s y 90´s, de la variedad de golosinas y sus estrategias de venta, tomando a un personaje de caricaturas como emblema. Tenemos el caso de Popeye, El marino, quien se presentaba en un empaque rectangular con chicle en su interior, el cual asemejaba las famosas espinacas; las cuales, según la historia, eran la fuente de la fuerza de aquel personaje. En otro caso, podíamos disfrutar de un caramelo que, al contacto con la saliva, tronaba y daba una sensación muy particular en la boca. También eran muy populares caramelos en forma de anillos, chicles en forma de parches adhesivos, como los utilizados para cubrir heridas, por mencionar los que llegan a nuestra memoria.

Cabe mencionar que la mayoría de estos productos se adquirían en tianguis, mercados o locales que vendían fayuca, productos que entraban al país, provenientes principalmente de Estados Unidos, de manera ilegal. Muchos de ellos desaparecieron a mediados de los 90´s, cuando la crisis económica de 1994 complicó los bolsillos de la población. En su lugar, las empresas mexicanas realizaron sus propias versiones o compraron los derechos para reproducirlos, pero al no tener el mismo éxito, fueron desapareciendo. Sin embargo, esa nostalgia regresó hace ya algunos años, ahora de manera más regulada, aparentemente, y es común encontrar locales algo coloridos, repletos con una amplia variedad de productos, tanto que ahora nuestra visión de adultos considera excesivos, extravagantes o bruscos. Pero que seguramente tendrán el mismo efecto en las generaciones futuras. 


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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