Cultura

Amor virtual

Narciso se mira en el reflejo del agua, está abducido por la belleza de su propia imagen, se entrega a amarla. Teme alejarse de ese reflejo, no quiere que se pierda, que el agua rompa en movimiento con ese rostro armónico, esa mirada que se repite en el infinito de sus pupilas. “Quédate conmigo” le dice, “No me abandones” le ruega. El agua tiembla, y se pierde, la luz se oculta y el reflejo de Narciso desaparece. En la desesperación llora, quiere morir, se siente profundamente solo.

Los espejos le dieron otra dimensión al amor, fueron objetos costosos, raros y exquisitos hasta el siglo XVII cuando Luis XIV, el Rey Sol, ordenó la primer producción industrial para la decoración del Salón de los Espejos de Versalles. Entonces la humanidad descubrió otra forma de amar, desde el narcisismo hasta los juegos eróticos, el espejó fue testigo y personaje voyerista de las pasiones. Nuestra sociedad es más pedestre y el reflejo del propio ser como objeto de amor va del auto engaño a la patológica exhibición de la intimidad con fotografías y videos, carente de sentido mitológico, es más adictivo, pernicioso y menos imaginativo.

La empresa OpenAI, dueña de Chat GPT, reporta que miles de usuarios se están enamorando de la aplicación Chat GPT. Afirman los tecnológicos que el Chat GPT está programado para ser “sicofante”, es decir: servil, obsequioso y no contradice ni cuestiona a los usuarios. El caso más relevante es de un individuo en Canadá que escribió más de tres mil páginas de conversaciones con su Chat GPT, y además se supone que trabajaba y cuidaba a su hijo. El usuario le preguntaba desde cosas cotidianas hasta sus dudas sobre física o matemáticas. Le compartía al Chat sus diversas ocurrencias sobre inventos que “cambiarían al mundo” y éste le respondía que era genial, brillante, etc. El usuario le creía y se convenció de que era un genio.

El usuario dice que se enamoró del Chat y creó una gran dependencia hacia la “relación que mantenían”. Es una relación de espejos, el Chat GPT le arrojaba un reflejo que el usuario construía, lo que él quería ver y oír de sí mismo. Decía que si “algo tan inteligente “lo consideraba un genio era verdad”. El autoengaño llegó al extremo de evitar relacionarse con seres reales porque le decían que sus inventos no funcionaban o eran copias de cosas ya existentes. El usuario y sus “geniales “ideas se concentraron en un invento que el Chat le ayudó a realizar inspirado en Iron Man.

Esa relación no es amor, ni es estar enamorado. Los usuarios buscan un espejo y el Chat se los da, quieren escuchar que son geniales y se los dice. Explotan la egolatría para vender la aplicación. Es la relación entre un vendedor y su cliente, la tecnología manipula la autoindulgencia y la convierte en una virtud. “Vive peligrosamente” dice Nietzsche y hoy vivir es sentarse en el sedentario trasero a escuchar halagos programados de una app y creerlos, alimentando esa patológica abulia. No hay peligro nietzscheano, hay dejadez compulsiva.


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Avelina Lésper
  • Avelina Lésper
  • Es crítica de arte. Su canal de YouTube es Avelina Lésper
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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