En este día de festejo y unión familiar, hay mucho que agradecer a la naturaleza que está presente en nuestras actividades y representaciones en esta Nochebuena, entre ellas el árbol de Navidad, protagonista de los festejos y de las emociones que despierta.
Los árboles se interpretan desde muchas ópticas, que incluyen sus beneficios, un vínculo entre el cielo y la tierra, la sabiduría, fecundidad, longevidad, lo sagrado, como así se le considera al Ahuehuete, e incluso llegan a ser un emblema nacional.
El origen del árbol en Navidad es una tradición que se remonta al año 722 con San Bonifacio, quien ofreció un árbol a la comunidad como símbolo de paz y vida eterna y con este motivo se empezó a popularizar, adornándose de múltiples maneras incluso con velas que a veces terminaban incendiándolo.
En nuestro país fue hasta 1864 que se coloca en el Castillo de Chapultepec un árbol instalado por Maximiliano de Habsburgo y la emperatriz Carlota, no duró mucho el gusto, pero se repitió años después. El reto era iluminar el árbol y no causar un problema con el fuego, así que la ciencia intervino y la primera iluminación eléctrica a un árbol navideño se realizó con 80 bombillas diseñadas por un inventor, Edward Johnson, asociado a Thomas Edison. Esto sucedió en la Quinta Avenida de NY en 1882.
El árbol, los adornos, los regalos… son parte de estos festejos que esperamos con emoción durante un año, pero hay que pensar en la protagonista, que es la Naturaleza, y darle un buen regalo que es nuestra consideración y cuidado. Esta convocatoria obedece a que justo en esta época, diciembre y enero, se generan 30% más residuos que en cualquier otra época del año, además de incrementarse el consumo de la energía eléctrica y la contaminación por los fuegos artificiales.
No se trata de ser Grinch y no festejar la Navidad, sino buscar opciones para contaminar menos, lo que es posible si reciclamos las envolturas de regalos, no utilizamos materiales desechables para la comida (o bien lavarlos y reutilizarlos), comprar y cocinar lo que realmente consumimos, utilizar el alumbrado navideño solo el tiempo y en el momento necesario. El cuidado y la protección del planeta es la salvaguarda de nuestra vida, estamos a tiempo de optar por un estilo de vida más sustentable y que nos permita disfrutar muchas Navidades acompañados del hermoso árbol.
Arlette López