Gilga no da crédito y cobranza. La presidenta Sheinbaum dijo que “ha habido mucho zopilote” en los señalamientos de quienes afirman que los gobiernos de Morena han sido omisos en atender el problema de las inundaciones provocadas por las lluvias.
Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: se sabe que los medios de comunicación críticos son culpables de los aguacerazos y en especial de las inundaciones que han dejado a cientos de damnificados sin casa. Esto es un hecho comprobado, los conservadores inventaron una máquina fabricadora de tormentas. Los zopilotes, unos muy grandes, son muy importantes porque ellos son los encargados de vaciar las doce mil albercas olímpicas, que según Clara Brugada, cayeron sobre la ciudad.
La Presidenta tiene razón, no ha sido Morena la única culpable de estos descuidos sino de quienes gobiernan la ciudad desde 1997, año en que Cuauhtémoc Cárdenas ganó la jefatura de Gobierno del D.F. Ellos, que parecían de izquierda, Gil piensa en el PRD, son quienes convirtieron el Metro en una tartana humeante; esos gobernantes permitieron que el Centro Histórico se transformara en territorio de la mafia de ambulantes; ellos mismos fueron omisos por decir lo menos y permitieron que la Unión Tepito se adueñara del negocio de la droga en la ciudad, de la extorsión, del cobro de piso, del secuestro; a ellos se les vino abajo la Línea 12 y, desde luego, ellos mismos no invirtieron dinero en el subsuelo. Así las casas (muletilla patrocinada por el ganado de Adán), hay una probabilidad de que Sheinbaum tenga razón y en efecto los zopilotes sean culpables.
No una sino muchas lluvias
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México asistió a la Mañanera del Pueblo (que así llama) y felicitó a Sheinbaum por su primer año en la Presidencia: “Estamos contentos”, dijo después de engarzarse en un amistoso abrazo (Gamés quisiera escribir como Lord Molécula).
Quienes no están contentos son los habitantes del oriente de la ciudad, Tláhuac, Gustavo A. Madero, Neza, viven inundados y han perdido sus casas, las calles son charcos de albañal, y los vecinos caminan con las aguas negras hasta las rodillas, infinidad de coches se hundieron, los árboles se desprendieron, pero Brugada está contenta. A su modo quiso explicar las inundaciones: “Bueno, qué es lo que pasó en la Ciudad de México este fin de semana. Tuvimos un conjunto de situaciones muy importantes como son las lluvias, tuvimos una precipitación pluvial que no se había tenido desde hace 34 años y, como todos han estado enterados, hemos tenido una temporada de lluvias, ya no una lluvia, que no se había tenido desde hace mucho”.
¿Hay problemas con el lenguaje? El conjunto de situaciones importantes llamado lluvias se precipitó pluvialmente con fuerza. ¿Entendió bien Gil, o se regresa? La esclarecida jefa de Gobierno prosiguió con la explicación e incluso ofreció soluciones, lean si no: “necesitamos reforzar, no sólo con tuberías sino también con alternativas como vasos reguladores”. ¿Y por qué no refuerzan antes de las lluvias? Misterio de los rollos del mar Muerto. Porque no les da la gana, porque se gastan el dinero en otros importantes asuntos de la ciudad, como por ejemplo corregir los baches, cerrar socavones; no, Gil se ha desencaminado, mil perdones.
El agua se regresa
En Conagua no cantan mal las rancheras. Efraín Morales López explicó que la cantidad de lluvia se combinó con el deterioro del colector principal de la Avenida Vicente Villada. En Conagua se percataron de que el agua no llegaba del colector de Xochiaca. “Nos dimos a la tarea de verificar lo que estaba ocurriendo”. ¿Y qué creen que descubrieron? Que el agua se regresa e inunda las colonias.
De acuerdo, pero Gil ve imágenes parecidas cada año en el oriente de la ciudad, las inundaciones se repiten. Entonces Gamés se devana los sesos: ¿por qué no han quitado la basura y por qué no han corregido el colector? Mejor hablemos de zopilotes.
Todo es muy raro, caracho, como diría Chesterton: “Dos hombres tienen que compartir un paraguas; si no tienen un paraguas, tendrán por lo menos que compartir la lluvia”.
Gil s’en va