Recientemente se escucha en distintos espacios una gran preocupación por la educación de los niños y adolescentes, así como por la importancia de alternativas para que este grupo poblacional desarrolle el pensamiento crítico.
Es claro que pensar es parte de nuestra naturaleza, pero ¿cómo pensamos? ¿Será que el pensamiento es la expresión de la capacidad cognitiva del cerebro?
En este sentido la experiencia nos dice que la calidad de vida, lo que hacemos y como lo expresamos se asocia a la calidad de nuestro pensamiento, por tanto, desarrollar el pensamiento crítico que lleve a identificar los objetivos y propósitos pretendidos, la búsqueda de información relevante para construir y crear soluciones ante los diferentes retos y problemas que se presentan en la vida cotidiana es muy necesario. En consecuencia, desarrollar el pensamiento crítico permite tomar las mejores decisiones tanto en la vida profesional como personal y para su impulso se requiere trascender el modelo educativo memorístico que alcanza aprendizajes temporales.
El desarrollo de las habilidades del pensamiento requiere diversas condiciones, siendo fundamental, en este proceso un docente comprometido y conocedor del espacio educativo, que estimule la participación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje y promueva su interacción con el resto del grupo.
La clave para el desarrollo del pensamiento crítico está según Marici, Spijunovic y Lazic (2016) en que los estudiantes sean los usuarios de la información y la usen para generar soluciones a problemas concretos, de manera cooperativa, crítica, analizando y mejorando las estrategias de razonamiento
En este camino las materias que son el soporte para la construcción del pensamiento crítico son: lectura y matemáticas.
La lectura establece una relación entre el autor, y la interpretación del texto que el lector realiza vinculada a sus experiencias previas, promoviendo la reflexión y concentración, y nuevas preguntas por investigar para resolverlas de manera objetiva y razonada.
Con la matemática se promueve el razonamiento superior que lleva a la interpretación, el análisis y el pensamiento independiente.
Ante el avance de la ciencia, la tecnología y la cada vez más cercana Inteligencia Artificial, es necesario repensar la educación e impulsar el pensamiento crítico que será lo que en el futuro nos distinga de los robots.