Son muchos los escenarios a considerar ante los retos que los finitos recursos naturales, la contaminación y la misma convivencia social nos presentan para la sobrevivencia.
Buscando opciones, se convocan múltiples acciones: desde académicas, formativas, de educación ambiental, se firman acuerdos y se unen voluntades. Actividades todas que dan esperanza para la recuperación del recurso natural y la sana convivencia, lo importante ahora es aplicar este trabajo para el cambio de actitud y de hábitos de consumo que disminuyan la huella ecológica que tanto afecta al ambiente.
En este escenario es fundamental iniciar con las pequeñas acciones que realizamos en la vida cotidiana.
Partamos por aliarnos a la tecnología para el diseño de materiales sostenibles y reutilizables, amigables al ambiente, busquemos optimizar los recursos como hace apenas unos años, las bolsas de plástico no eran tan frecuentes, un objeto se adquiría pensando que durara muchos años. Actualmente todo es desechable como sucede con el teléfono celular que se cambia rápidamente y ni hablar de la ropa y otros insumos.
Vivimos en la cultura de “cómprese y tírese” construyendo una sociedad de consumo que genera más basura de la podemos reciclar.
Es de sobrevivencia promover en cada uno de los individuos, como en las casas y en las poblaciones el “Consumo Sostenible”.
Un inicio adecuado y muy saludable es con los alimentos considerando sus procesos. En México el consumo de alimentos ultra procesados con sabores tentadores y empaques llamativos, incluyen azucares, grasas, sal, aceites y aditivos: como son los dulces, algunos panes, tartas, hamburguesas, etc. Cuyo consumo coloca a nuestro país en el 4º lugar mundial.
Y por una parte los alimentos de bajo proceso como la carne y leche fresca, granos, frutos y legumbres sin llamativos empaques, alcanzan el 50% de preferencia en la población, pero por otra las bebidas carbonatadas registran el alto promedio de 163 litros al año por persona, informa PUAL (Programa Universitario de Alimentos).
Disminuyamos la huella ecológica partiendo de la elección de nuestros alimentos consideremos el impacto ambiental para su elaboración, como es el empaque, uso de agua, y posterior deshecho, con el nocivo efecto en la salud por su contenido. Volvamos a lo natural, lo reutilizable y a los frutos y verduras de temporada, el compromiso de cada uno hace la diferencia.