Política

AMLO y el paro nacional

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Me ofende que Andrés Manuel López Obrador diga que atrás de la propuesta del paro nacional de mujeres hay grupos de derecha.

El problema no es si esto lo organizó la derecha o la izquierda. El problema es que la percepción de la violencia de género en México ya se salió de control.

Es de una insensibilidad infinita que cuando las multitudes acuden a él esperando una respuesta, reciban esta clase de explicaciones. El pueblo no le está pidiendo al Presidente un análisis del origen de esta percepción, le está exigiendo que haga algo.

Improvisar un discurso no es hacer algo. Es exactamente lo que hubieran hecho Enrique Peña Nieto o Felipe Calderón. Es una vergüenza. Es un gravísimo error de comunicación.

Vamos a suponer que el “éxito” de noticias como el asesinato de la niña Fátima sean una trampa para desestabilizar su administración.

Vamos a imaginar que, en este país, todos los días, en todas las ciudades, ocurren estas desgracias y otras mucho peores, pero que una mano negra decidió que Fátima iba a ser la nota número uno de la nación.

Vamos a considerar como cierto, insisto, que atrás de la divulgación de esta noticia alguien muy malo le pagó a los medios de comunicación, por debajo del agua, para que hicieran escándalo, que alguien tiene contratados millones de bots para mover esto en las redes sociales.

¿Y? López Obrador, en su calidad de Presidente de la República, tiene la obligación de atender esto y más. No importa de dónde venga. No importa quién lo está patrocinando.

Y si es una trampa, pues mejor. Don Andrés Manuel, al solucionar este conflicto, estaría aniquilando a sus enemigos, les estaría demostrando que nada ni nadie lo puede detener.

¡Cuidado! Si las cosas siguen como hasta ahora, la percepción de la violencia de género se podría convertir en la tumba de la imagen de López Obrador, en lo mismo que la corrupción para Peña Nieto, en lo mismo que la guerra contra el crimen organizado para Calderón.

La diferencia está en el tono. A lo mejor Peña Nieto no daba la cara en conferencias matutinas para hablar de La estafa maestra. A lo mejor Calderón tenía fama de borracho. Pero ninguno era tan arrogante como para plantarse frente a las cámaras y micrófonos de los medios de comunicación y de las redes sociales para responder así a un conflicto tan grande.

¿Cuál es la nota detrás de esta reacción? ¿Por qué es tan importante que nos detengamos a reflexionar sobre la respuesta de este señor? Que AMLO es humildad. Que AMLO es amor. Y la arrogancia es todo lo opuesto a la humildad. Y la insensibilidad es todo lo opuesto a las expresiones del amor.

Si el Presidente no corrige su tono en las próximas horas, millones de mexicanos se van a decepcionar de él. Y deje usted lo mexicanos, piense en las mexicanas. Ellas suman más. Ellas son las que deciden en las elecciones. ¿Se imagina la tragedia que le espera a López Obrador? 

Por más que la autoridad le dé apoyos a las mujeres, si sigue predominando la percepción de que en México las estamos matando a destajo, no habrá programa social que termine de comprar su gratitud.

Humildad. El Presidente debe volver a la humildad, escuchar, atender. ¿O usted qué opina? 


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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