Hoy comienzo mi columna ofreciendo una muy sincera disculpa, porque ayer dije que Guerreros 2020 era un formato original mexicano.
Pues no, resulta que es una licencia peruana. ¡Qué vergüenza! Perdón, pero es que jamás he ido a Perú, tengo muy poco contacto con los contenidos de ese país y, la verdad, me dejé llevar por la emoción de tener un programa tan bueno en nuestro país.
¡Benditos creadores peruanos! Y bendito trabajo, también, el de los responsables de la versión mexicana, porque están haciendo una labor preciosa, divertida, positiva y entrañable.
Una cosa no anula la otra. Venga de donde venga, le suplico que aprecie lo que está pasando en Canal 5. Para nosotros, en este país, es nuevo y el resultado es sensacional. ¿A poco no?
Me encantaría poderle decir lo mismo de los programas especiales que Televisa y Tv Azteca hicieron el pasado fin de semana alrededor de la festividad del Día del Padre. No, no es nota vieja. Cuando lea todo lo que le voy a decir entenderá lo delicado de esto.
Como usted sabe, el 21 de junio fue el Día del Padre en todos lados menos en la CdMx, donde las autoridades movieron la fecha por la pandemia.
Televisa hizo un programa especial con Omar Fierro y Jorge Van Rankin que transmitió el sábado 20 por la noche en Las Estrellas. Tv Azteca hizo lo mismo, pero con Facundo y Adal Ramones el mero domingo 21, en Azteca Uno. Para no hacerle el cuento largo, cuando vi ambas producciones me quise morir de la tristeza.
Ahí están las claves de por qué esto ya no funciona. Ahí están los orígenes de muchos de nuestros peores problemas sociales. ¡Qué porquerías!
Espero que la próxima vez que se junten los directivos de ambas empresas, tengan la prudencia de mirar completas estas dos cochinadas a ver si las aguantan, a ver si se dan cuenta de lo mal que lo están haciendo.
Hablemos del especial de Televisa. Me parece una falta de respeto que ni siquiera lo hayan transmitido el mero Día del Padre, pero me parece un insulto todavía mayor que para las cabezas de este proyecto ser papá, hoy, sea comer pizza, carne asada y hablar de deportes. Ahí está el germen de muchos clichés muy delicados. ¡Cuidado!
Odio, con toda el alma, que cada vez que Televisa hace un programa especial siga el mismo machote de las fiestas de Navidad de 1994 con talentos (muchos de ellos de cuarta y hasta desempleados) mandando “saluditos” sin el más mínimo entusiasmo e intercalando musicales que lo mismo pudieron haber entrado aquí que en cualquier otro festejo.
Eso es facilismo intelectual, mediocridad, arrogancia. Por eso cada vez hay menos gente los quiere. ¡Mal!
Hablemos del especial de Tv Azteca. ¿Cómo es posible que la televisora que más se ha opuesto a que la gente se quede en su casa, pretenda vender como especial un show con los conductores haciendo una especie de zoom, en pijama y sin nada qué decir?
Cualquier transmisión adolescente de los lives de Instagram tiene más estructura y más profesionalismo que este patético ejercicio de comunicación que, para acabarla de amolar, siguió el mismo modelo noventero de Televisa.
Ojo: no estoy diciendo que Facundo, Adal y todas las figuras que salieron cantando o actuando saludos ahí sean malas.
Estoy diciendo que si no las producen, que si no las dirigen y que si no tienen la dignidad de escribirle algo qué decir, el resultado es el mazacote indigesto que nos ofrecieron el domingo pasado.
¿Qué está pasando en la industria de la televisión mexicana? ¿En qué momento se nos olvidó hacer algo tan bobo como un especial del Día del Padre?
¿En qué punto dejamos de trabajar para el público y nos pusimos a maquilar imágenes y sonidos al menor costo posible?
Qué diferencia con Dads, el documental que AppleTV+ acaba de estrenar para festejar y reconocer a los papás.
Mírelo y si se atreve, vea un poquito de los especiales de Televisa y Tv Azteca. El contraste es tan rudo que, después de eso, no hay manera de justificar a nadie en Las Estrellas ni en Azteca UNO. ¿O usted qué opina?