El pasado domingo 28 de julio se efectuaron las elecciones presidenciales en Venezuela, cuyo resultados han sido cuestionados por diversos sectores académicos, organizaciones de la sociedad civil, diversos organismos internacionales, y sobre todo por un amplio sector de la población venezolana; donde al igual que en el resto de países latinoamericanos, así como en todo país democrático, el voto es una herramienta fundamental para manifestar apoyo o descontento hacia un régimen político (léase partido o grupo político en el poder).
Por ello es fundamental construir un sistema en el cual nuestro derecho humano, este derecho político (el voto), realmente permita elegir libre e informadamente a quienes nos van a gobernar o representar, debe estar plenamente garantizado.
¿Qué ocurre en Venezuela?
El día de la jornada electoral, después de varias horas del cierre de “casillas”, el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio el triunfo a Nicolás Maduro de la coalición Gran Polo Patriótico (GPP), con el 51.2% de votos; en segundo lugar, Edmundo González Urrutia, de la coalición Plataforma Unitaria Democrática (PUD) con el 44.2%.
Sin embargo, el problema de los datos oficiales, es la ausencia de las actas de escrutinio, lo que permite a la ciudadanía y a los testigos (representantes de partidos) poder comparar los datos oficiales con lo manifestado en las urnas.
De ahí la importancia de permitir la presencia de representantes de partido en las casillas, y el contar con un sistema que permita seguir los resultados minuto a minuto, como ya ocurre en México con el PREP (Programa de Resultados Preliminares), así como los cómputos, para que cualquiera pueda dar seguimiento a los resultados electorales y en caso de anomalía, se puedan efectuar los recuentos necesarios, de ser el caso, hasta un “voto por voto”, algo que no ha ocurrido en Venezuela, país que por cierto cuenta con urnas electrónicas, sin embargo, la confiabilidad no reside en la tecnología, si no en quienes las manipulan (urnas que por cierto no están conectadas a internet).
Pero, ¿qué son las actas de escrutinio en Venezuela?
Como ya mencionaba el voto en Venezuela es electrónico, sin embargo, el procedimiento de votación es similar al que conocemos, primero la ciudadanía se presenta ante la mesa de votación, se identifica con su huella digital y luego pasa a una máquina a votar (instalaron 30mil 26 mesas electorales en cerca de 15 mil centros de votación).
Como ocurre con las urnas electrónicas, al inicio de la jornada se valida que los datos estén en ceros mediante un acta e inicia la jornada electoral.
La ciudadanía, al votar las máquinas le muestran en pantalla las fotos de candidaturas y proceden a elegir; una vez hecho esto, se imprime una boleta con el nombre de la candidatura y partido político (la o el elector procede a meterla en una urna).
Al cerrar la votación, quienes integran la mesa, testigos (representantes de partido) y operadores de las máquinas firman en la pantalla el acta de escrutinio, que incluye la cantidad de votos recibidos por cada candidatura, desglosado por cada fuerza política.
Al término se imprime el acta de escrutinio en la máquina de votación; de esta manera el dispositivo envía a través de líneas específicas y encriptadas con tres capas de seguridad -no por internet- los resultados de la votación en esa mesa al CNE, instancia encargada de recopilar y sistematizar la información.
Los testigos de partidos reciben copias en papel, que también emite esa máquina.
Ojo, en caso que la máquina electoral fuera seleccionada para la verificación ciudadana, se abre su correspondiente urna y se coteja la información digital con el conteo manual. De lo contrario, la urna con los votos solamente queda como respaldo físico.
¿Cómo confiar en el resultado? Es fundamental para la confiabilidad del resultado electoral, que pueda llevarse a cabo un escrutinio transparente del conteo de actas y de los votos.
Más allá de un análisis más amplio de todo el proceso y de la jornada, implica equidad en la contienda, así como la necesidad de contar en cada centro de votación de los representantes (testigos) de partidos, garantizar las libertades de los medios de comunicación, de las organizaciones de la sociedad civil, de los actores políticos y de la observación electoral internacional.
La importancia de un árbitro electoral autónomo y confiable
Como vemos, es necesario contar con un sistema electoral confiable para que las elecciones garanticen el derecho político de elegir de manera libre a quienes nos van a gobernar y/o representar, con organismos electorales autónomos, ajenos a toda injerencia gubernamental, partidaria de intereses, económicos, sociales, etcétera.
Si bien en México nuestro sistema es robusto, el reto deberá ser la implementación de las tecnologías como el voto digital y la urna electrónica.