El 1º de mayo es una fecha importante, cargada de simbolismos. No es solo un día de asueto; es una jornada para recordar la importancia de reivindicar los derechos sociales y el derecho a una vida digna.
Hay que tener presente que, si revisamos la historia de la humanidad, han sido los movimientos de las y los trabajadores los que han reflejado las necesidades y carencias a las que se han enfrentado en distintos momentos históricos, como durante los regímenes esclavistas, feudales o patronales.
Puntualmente, la Revolución Industrial representó un punto de inflexión que agudizó las malas condiciones laborales y de vida de la clase obrera: explotación creciente, salarios precarios —en muchos casos ni siquiera firmados—, ambientes insalubres, jornadas interminables, pagos a destajo, y la persistencia del trabajo infantil y femenino, mal remunerado, además de la ausencia de derechos políticos. El siglo XIX fue testigo de estas condiciones, pero también del surgimiento de una fuerte lucha obrera.
Entre el 25 de abril y el 4 de mayo de 1886, trabajadores sindicalistas, reformistas, socialistas y anarquistas se unieron en Chicago, Estados Unidos, en una de las manifestaciones más grandes e influyentes del movimiento obrero de su tiempo. En un país que se perfilaba como el epicentro del capitalismo mundial, la principal exigencia fue el establecimiento de la jornada laboral de ocho horas. El impacto de ese movimiento permanece vigente, y por ello no debemos olvidar la importancia de esta fecha tan significativa.
En nuestro país, este movimiento fue permeando poco a poco. Las condiciones infrahumanas en las que laboraban las y los trabajadores incluían jornadas de al menos 16 horas, sin días de descanso, sin prestaciones y prácticamente sin derechos laborales.
A inicios del siglo XX, la organización y lucha obrera cobraron fuerza en diversas regiones del país. Destacan la huelga de Cananea, Sonora, en 1906, y la de Río Blanco, Veracruz, en 1907. Ambos movimientos fueron antecedentes directos de lo que más adelante desembocaría en el movimiento revolucionario de 1910.
No es casualidad que en la Constitución de 1917 quedara plasmada la lucha del movimiento obrero como una demanda histórica de la clase trabajadora, consagrada en el artículo 123, donde se reconocen y garantizan derechos laborales fundamentales.
Estos derechos deben seguir siendo defendidos por las y los trabajadores, y garantizados por el Estado mexicano.
Más allá de salarios dignos y bien remunerados, igualdad de oportunidades, jornadas razonables, vacaciones pagadas y días festivos, persiste una deuda pendiente: la conciliación entre el trabajo y la vida familiar. Los espacios laborales deben propiciar un equilibrio entre las responsabilidades profesionales y las obligaciones familiares, promoviendo la flexibilidad laboral y la atención tanto a las necesidades colectivas como a la individualidad.
Notivox Hidalgo, 17 años: derecho a la información
No debemos olvidar que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión” (Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos).
Los medios de comunicación son pilares fundamentales de las democracias modernas, ya que constituyen el vehículo que transmite el sentir de la ciudadanía y funcionan como vitrina de la realidad. Hoy en día, no basta con hablar del derecho a la información; es necesario avanzar hacia el reconocimiento del derecho a la comunicación, entendida como una interacción social activa.
Por ello, es justo felicitar a Milenio-Hidalgo, un diario que ha roto con el paradigma de ser un simple emisor de información dirigido a una sociedad pasiva y masificada. Hoy, Milenio-Hidalgo representa un espacio de confluencia de corrientes de pensamiento —algunas divergentes, otras concordantes—, pero siempre un foro plural y abierto, donde no hay lugar para la censura y sí para la libertad de expresión.
Milenio-Hidalgo se ha consolidado como un medio que va más allá de informar: es un medio que da voz a quienes no la tienen, que permite a la sociedad conocer y reconocer sus derechos.
Sirva este espacio para felicitar a todas y todos los compañeros que integran el equipo de Milenio-Hidalgo, por su carácter, compromiso y profesionalismo; personas que viven para el periodismo y, especialmente, a quienes me han invitado y brindado su confianza para colaborar en este prestigioso medio.
Es justo reconocer también a todas y todos los periodistas que, en Hidalgo, realizan su labor con dedicación. Debemos celebrar la pluralidad informativa, fruto de la existencia y el trabajo de diversos medios de comunicación.
Quien no se informa, no conocerá la luz de la verdad, y vivirá en la oscuridad de la mentira.