Política

¿Y quién no?

  • En Corto
  • ¿Y quién no?
  • Alejandro Maldonado

Hace algún tiempo los editores de un diario en la ciudad de Memphis en los Estados Unidos, contactaron a diversas iglesias pues querían escribir un artículo sobre personas quebrantadas. Así que solicitaron datos de aquellos perfiles a quienes los reporteros pudieran entrevistar. Algunos enviaron propuestas, pero un pastor simplemente les dio un grueso directorio telefónico vigente en aquellas épocas y les dijo: “Elijan a cuantos ustedes quieran pues no hay ser humano libre de quebranto”.

Sin duda ese hombre estaba en lo cierto. Es que vivimos en un mundo roto donde “nos caen cosas”, pero también nosotros “tiramos cosas” sobre otros y aun sobre nosotros mismos. En mi caso debo reconocer que la mayoría de mis sufrimientos han sido producto de mis malas decisiones. Dios define claramente y sin rodeos nuestro verdadero problema: Pecado.

Pero la buena noticia es que nuestro Creador nos ama a pesar de conocernos y sabe exactamente lo que necesitamos. Por eso Jesús dijo lo siguiente acerca de su propósito al venir a este mundo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”, Lucas 4.18.

Sin duda todos encajamos en al menos una de dichas condiciones: Pobres; quebrantados; cautivos; ciegos; oprimidos. Quien diga lo contrario solo confirma que es ciego.

Los síntomas de estas condiciones son innumerables y diversas: Vida drenada; heridas profundas en el alma; amargura; falta de propósito en la vida; indiferencia al dolor y las necesidades de otros; aborrecimiento de uno mismo; ira; sed de venganza; mentira y engaño; avaricia; altives y orgullo; adicciones; cansancio de vivir; esclavitud a deseos y pasiones desenfrenadas; carga insoportable de culpa; frustración por intentar cambiar sin conseguirlo; incredulidad; vida religiosa pero ajena a Dios.

Jesús viene a nuestro encuentro. Jesús pagó en la cruz el precio de nuestra paz. Por amor a nosotros se entregó a sí mismo; llevó sobre sí nuestro pecado y sufrió nuestro castigo. Vuélvete a él. Acepta su perdón; pídele que entre en tu corazón. Él vive. No te dejará ni desamparará. Día a día hará su obra en ti. Cree y verás.

Alejandro Maldonado
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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