Política

Heroína en “el paraíso”

  • En Corto
  • Heroína en “el paraíso”
  • Alejandro Maldonado

Ubicadas en el archipiélago del Océano Índico, las islas nación “Seychelles” constituyen un lugar paradisiaco. Alrededor de 360 mil turistas visitan anualmente la región mundialmente conocida por sus hermosos arrecifes de coral, sus magníficos manglares, sus aguas cristalinas, y sus imponentes playas de arena blanca.

Sin embargo, detrás de las fotos de postal se esconde una situación trágica: de sus 94 mil habitantes, entre cinco y seis mil personas son adictas a la heroína. De hecho, 10% de la población económicamente activa es adicta a esta droga según las autoridades.

A nivel per cápita, las Seychelles sufren la tasa más alta de adicción a la heroína de todo el mundo. Es curioso. Se podría suponer que por vivir en un lugar por demás privilegiado; el bienestar, la satisfacción y la alegría, debían ser una consecuencia natural para los habitantes de estas islas, pero no es así.

La razón es simple: el sentido de nuestra existencia no puede ser encontrado por el hombre en nada de lo creado, sino en el Creador mismo. El apóstol Pablo nos asegura en la carta a los Colosenses, que en Jesucristo fueron creadas todas las cosas; las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; todo fue creado por medio de Jesucristo y para Jesucristo.

En otras palabras: fuimos creados por Dios y para Dios. Suponer que con un cambio de empleo, ciudad, vivienda, pareja o cualquier otra cosa seremos felices, es completamente falso. Las cosas pueden mejorar, pero solo temporalmente.

Es como la carrera de aquellos galgos que se lanzan presurosos y entusiasmados tras un conejo al que nunca alcanzan. Mas, cuando nos volvemos a Dios mismo, nuestra vida adquiere sentido. A pesar de conocernos a profundidad, Dios nos ama. Tan es así que dio a su único hijo, Jesucristo, para que viniera en nuestro rescate. Jesús se dio a sí mismo en la Cruz en favor nuestro. Allí él llevó nuestro pecado, y sufrió nuestro correspondiente juicio y castigo para reconciliarnos con Dios.

En esa cruz de tormento para Jesús, se halla también nuestra paz. Mediante su sacrificio nuestra deuda ha sido saldada; nuestro pecado perdonado; y nuestra salvación garantizada. ¿Quieres una nueva vida? Pídele ahora a Jesucristo que entre en tu corazón y te salve, y él lo hará.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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