Después de dos meses de insistencia, la ministra Lenia Batres declinó a la invitación de entrevista que siete de sus pares sí aceptaron, seis para antes de rendir protesta y una, María Estela Ríos, para septiembre.
“La ministra del pueblo”, como se hace llamar, prefiere otras formas de informarle al pueblo de su proyecto en la Corte que sentarse a responder preguntas planteadas con respeto, como planteé en las entrevistas que realicé.
Mi interés por tenerla en el estudio, además de darle el mismo espacio que al resto de los nuevos integrantes de la SCJN, era preguntarle sobre lo que significó para ella no ser la presidenta, como las encuestas apuntaban. Si en algún momento valoró impugnar la resolución del Tribunal Electoral y si su proyecto al frente del Poder Judicial puede esperar dos años en instrumentarse, cuando le tocará presidirlo.
Quiero saber si es verdad que estuvo incómoda en las primeras reuniones que tuvieron los nuevos integrantes de la Corte, pues tras la primera rechazó salir a encabezar una rueda de prensa con todos ellos. Y sugirió que mejor saliera Hugo Aguilar solo.
¿Qué tan rota quedó la relación con las dos ministras que continúan en el cargo? Y ¿qué tal va su relación con los nuevos integrantes?, algunos a quienes incluso planteó celebrar juntos sus cumpleaños.
También considero prioritario preguntarle sobre los asuntos rezagados. Como los impuestos que el empresario Ricardo Salinas Pliego se ha negado a pagar y que ella ha insistido en que se le deben cobrar. O el tema de la prisión preventiva oficiosa, que resulta ilegal y contraria a los principios del derecho internacional. ¿“La ministra del pueblo” está a favor de que el pueblo padezca de este instrumento jurídico que tiene a miles de inocentes tras las rejas?
La invitación siempre estará abierta, pues en el noticiario que me honra encabezar caben todas las voces.
Por cierto, Lenia Batres no es la única ministra que declinó la invitación. Sara Irene Herrerías nos dejó en visto. La entiendo, antes de la elección publiqué aquí el detalle de su oportunismo transexenal. En sus funciones en PGR y FGR validó la verdad histórica de Peña Nieto y recientemente la verdad alternativa de Andrés Manuel López Obrador, aunque se contrapongan.
Defendió el encarcelamiento de una persona inocente y hasta la fecha sigue sin ofrecerle una disculpa. Entiendo que no quiera hablar al respecto.
Las respuestas de ellas se verán en su actuar en la Corte.
