Hace poco leí una frase que me dejó pensando: un hombre le preguntó a un jardinero cómo hacía para que sus plantas crecieran tan hermosas, y él le respondió: “No las fuerzo a crecer, solo quito aquello que se los impide”.
Esta idea me hizo reflexionar sobre muchas conversaciones recientes con pacientes que me dicen: “He intentado de todo y no logro mejorar”. Y lo cierto es que, tal vez, el problema no esté en hacer más, sino en dejar de hacer lo que está bloqueando la salud. Muchos piensan que mejorar significa añadir cosas: más ejercicio, más organización, más suplementos, más esfuerzo. Pero tal vez el cambio real comienza quitando. Quitando lo que nos enferma. Lo que nos estanca. Lo que nos cansa.
Recuerdo a un paciente que tenía una barrera mental con el ejercicio. Su médico ya se lo había recomendado varias veces, pero él no lograba convencerse. En lugar de insistir con el ejercicio, le sugerí algo más sencillo: que dejara de estar tanto tiempo sentado. Le pedí que pusiera una alarma cada 45 minutos, se levantara, estirara las piernas y tomara agua. Luego, le pedí que caminara 10 minutos después de cada comida y que paseara a su perro por la noche. No forzamos un hábito nuevo, solo eliminamos el sedentarismo, y su salud mejoró rápidamente.
Con la alimentación pasa lo mismo. Una paciente mayor tenía problemas de digestión lenta.
Estaba dudosa sobre aumentar su fibra, ya que podría empeorar el estreñimiento. En lugar de sumarle más fibra, analizamos sus hábitos. Descubrimos que tomaba refrescos de dieta todos los días, así que le sugerí que los redujera. No añadimos nada, solo eliminamos. Y en poco tiempo, su digestión mejoró al tomar más agua. Al quitar lo que estorbaba, su salud comenzó a fluir.
En salud emocional, la historia se repite. Muchos pacientes me dicen que no tienen tiempo para nada, que viven abrumados. Pero al revisar sus hábitos, noto que pasan hasta tres horas al día en redes sociales. Según estadísticas recientes, ese es el promedio mundial. ¿Y si en lugar de forzarnos a ser más organizados, simplemente desinstalamos las aplicaciones del celular y dejamos que solo funcionen en la computadora?, ¿Y si quitamos notificaciones? De pronto, en lugar de buscar “tiempo para meditar”, ese tiempo aparece. En lugar de comprar una agenda, la mente se despeja. No sumamos, restamos… Y eso es suficiente.
Hace poco, una paciente me preguntaba qué suplementos antioxidantes agregar a su rutina, ya que en su familia había muchos casos de cáncer de mama y colon. Al profundizar en sus hábitos, descubrí que consumía unos cinco tragos de alcohol por semana. Le expliqué que, en lugar de agregar suplementos, lo mejor sería eliminar el alcohol de su dieta. El alcohol es una molécula altamente oxidante y está relacionado directamente con el cáncer de mama y colon. Así que, en lugar de añadir algo a su rutina, le recomendé quitar lo que podría estar interfiriendo con su salud.
Cada cuerpo, cada mente, tiene sus propios bloqueos. A veces, no necesitamos más estrategias o suplementos, solo identificar lo que está estorbando. Al quitar esos obstáculos, nuestra salud puede empezar a mejorar por sí sola.
El consejo del jardinero me hizo recordar que, en lugar de forzar el crecimiento, a veces solo necesitamos quitar las piedras del camino, las sombras que bloquean la luz, lo que impide que nuestra salud florezca. Para vivir más y mejor, a veces la respuesta no está en hacer más, sino en dejar que el bienestar crezca eliminando lo que lo frena.
