Últimamente Alejandro Armenta ha lanzado una serie de advertencias y llamados. Esta vez no fue a la Federación, ni a los adversarios políticos y menos a los “neoliberales”. Esta vez, el manotazo fue para los presidentes municipales de Puebla, especialmente de la zona metropolitana.
Desde la mañanera poblana, el gobernador insiste en exigirles a los ediles que dejen de simular, que dejen de inventarse tareas que no les tocan y que, de una buena vez, hagan lo que marca la Constitución, es decir, que atiendan el tema del agua potable, el drenaje, alumbrado público, recolección de basura, mantenimiento de mercados, parques, jardines, panteones y especialmente, temas de bacheo, reencarpetamiento y pavimentación desde cero. Ah... y desde luego, seguridad. Ni más ni menos.
El mensaje ha sido claro, casi con destinatario: “no anden tirando el dinero en cosas que no son de su competencia”. Esto se podría traducir en que dejen de jugar a la política y que ya se pongan a trabajar.
Y eso no fue todo.
Dijo que ha tenido que recoger toneladas de basura y escombro. Que hay mercados en abandono, rastros en las mismas condiciones, panteones invadidos por el olvido y ciclopistas que más bien parecen caminos de terracería. Que incluso han tenido que enviar brigadas estatales porque los municipios, en lugar de atender, maquillan, porque además, hay ciertos asesores que les pintan un paraíso en los informes y hasta los hacen soñar con la reelección.
No fue un regaño. Fue una exhibida.
También pidió que revisen a su personal operativo, porque sabe que el problema no es solo de presupuesto, sino de voluntad y de flojera.
Incluso el encargado del Programa Estatal de Mantenimiento, Israel Pacheco, puso en evidencia que algunos alcaldes intentan colgarse la medallita de lo que ha hecho el gobierno estatal y que si hay desazolve, bacheo, limpieza urbana, es porque le han tenido que entrar al quite.
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Fredy Aco es por encima de un gran periodista, un profesional de la comunicación social y un amante de la naturaleza, es una buena persona. Y duele saber que una imprudencia le haya cambiado la vida en un segundo, tras un accidente vial. A él mi cariño, mi solidaridad y mis oraciones. Gracias a Dios, esta viendo la vida con mucha sabiduría.
