Política

De los abrazos a los manotazos

El “abrazos no balazos” del lopezobradorismo le hizo mucho daño al país. Se trató de un sexenio que encontró en esta frase la justificación para permitir que la escalada de violencia e inseguridad creciera como lirio de Valsequillo.

Con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, hace ya nueve meses, y la presencia de Omar García Harfuch al frente de la seguridad pública federal, parece que por fin alguien entendió que los abrazos no blindan y mucho menos resuelven.

Sería absurdo pensar que lo que se pudrió en seis años puede curarse por arte de magia. Pero al menos, el tono cambió. Ya no se protege a los criminales sino que se les combate con estrategia.

Lo mismo ocurrió en lo local. Tras la trágica muerte de la primera gobernadora de Puebla en un accidente aéreo y la llegada de un gobernador interino, se provocó una desatención en la seguridad del estado. Después, con el arribo del primer gobernador de Morena por tres años, el desfile de secretarios fue grotesco y lo peor es que ninguno duró ni resolvió y menos destacó. La inseguridad creció, aunque de milagro no se desbordó debido a dos años de pandemia. Luego vino el mandatario sustituto, que llegó por descarte más que por consenso, con un secretario de Seguridad que hoy ya despacha como magistrado. Prefirió el caos controlado al orden incómodo.

Ahora, el gobernador Alejandro Armenta con apenas siete meses en el cargo, enfrenta el reto de pacificar un estado que se salva de escenarios críticos como los del norte del país. La decisión de nombrar a Francisco Sánchez al frente de la Secretaría de Seguridad Pública se leyó como una buena señal para transitar en la misma línea que la federación a fin de corregir el rumbo de la seguridad. Con un perfil militar que supone disciplina, calculo y eficacia, se trazó una estrategia que involucra inteligencia, prevención y reacción.

Y es así como pareciera que los grupos delincuenciales están nerviosos ya que unos se replegaron, otros se volvieron más violentos y no faltan los turistas de la fechoría que llegan de otros estados a probar suerte.

Pero esto no se arregla en un año, ni con declaraciones, ni con operativos de tres días. La seguridad no se decreta sino que se construye y para lograrlo, hace falta que la sociedad deje de ver al gobierno como el único responsable y empiece a verse como parte de la solución.


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Alberto Rueda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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