Política

Armenta, conduce

Hay gobernadores que se suben a un helicóptero. Otros a la tarima. Algunos ni al transporte público. Pero Alejandro Armenta decidió subirse a una camioneta y manejar.

Después de repartir picaditas, abrazar a medio San Baltazar Tetela, regalar gorras y degustar mezcal poblano, el mandatario tomó el volante de una Sprinter, se colocó el cinturón y encendió el motor. Iba acompañado de periodistas, secretarios y su equipo de comunicación. Era una gira de trabajo, pero el simbolismo era que el gobernador conduce, decide la ruta y marca la velocidad.

El recorrido incluyó lo que podrían ser algunas de las obras insignia de su gobierno. Primero, el nuevo puente que sustituirá a la famosa Panga; esa embarcación que desde hace 62 años fue la única forma de cruzar el río entre Tetela y Tecola. En diciembre, prometen, se acabará el rodeo de 50 minutos o el cruce por la embarcación en 25. Bastará minuto y medio. Y a la par que la zona se vuelva el “Xochimilco poblano”.

La segunda parada fue un tramo repavimentado de la carretera a Valsequillo, rehabilitado con asfalto donado por PEMEX como reconocimiento por los buenos resultados contra el huachicol. Ahí, el secretario de Infraestructura me dijo que la obra podría durar al menos tres años.

Luego, entre curvas y semáforos, el gobernador reveló las estaciones del Cablebús poblano: La Resurrección, Estadios, Parque Ecológico, CENHCH y Angelópolis. Aún sin torres ni cabinas visibles, pero con un trazo narrativo listo para presumirse.

En el camino Armenta recordó que el primer vehículo que manejó fue a los 14 años y que es una actividad que le distrae.

En el camino, sobre la 24 sur y la 8 oriente, se encontró una brigada del Bachetón y volvió a insistir en que no esperará a que a los alcaldes se les ocurra hacer su trabajo; que él tiene que dar resultados.

Última parada: la futura Universidad del Deporte. Una apuesta grande, ambiciosa. Como otras de este gobierno que buscan poner a Puebla en el mapa nacional.

Y esa es la imagen que queda, la de un Armenta distinto al senador. Más sereno que el precandidato. Menos tenso que el gobernador recién llegado. Uno que ya entendió que no hay Waze para gobernar y que las curvas del poder no se sortean con promesas, sino con resultados. Porque en este sexenio, Alejandro Armenta no quiere que lo vean como copiloto. Por ahora, el gobernador… conduce.


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Alberto Rueda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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