Se dice que la fe mueve montañas, pero esta vez, en Kiruna, Suecia, lo que se movió fue una iglesia, el templo fue trasladado cinco kilómetros para dar paso a la expansión de la mina de hierro más grande de Europa.
No fue sencillo trasladar una de las estructuras de madera más grandes de Suecia, la iglesia fue transportada en un vehículo especial a 500 kilómetros por hora, a través de una carretera que se amplió desde hace un año por el operador de la mina.
Esta obra está generando debate, los hundimientos que provocará la mina afectan a la comunidad Gabna que vive del pastoreo de renos y teme perder su territorio ancestral.