La venta de un modelo de huaraches por parte de la marca Adidas provocó la pugna entre dos estados que se pelean su autoría, pero también la posibilidad de que un millar de artesanos vayan a los tribunales para evitar la apropiación cultural de su fuente de empleo.
“Estamos dispuestos a defender lo que es nuestro, nuestra tradición”, es la sentencia de don José, artesano del municipio de Sahuayo tras la polémica surgida en torno al Pachuco.

Aunque en su momento, el estado de Oaxaca fue el primero en alzar la voz demandando ser los creadores de este modelo, los artesanos michoacanos replicaron al asegurar que, desde un siglo, en esta región colindante con Jalisco, se elabora este huarache.
“Hasta donde tengo conocimiento, es un modelo de lo que se hace en Sahuayo. No se me hace justo que ninguna empresa, nacional o extranjera, nos plagie el trabajo que, de generación, no han ido heredando”, recriminó.
Don José de Jesús Ibarra Zepeda tiene 54 años dedicándose al elaborado del pachuco en su taller enclavado en la zona centro de Sahuayo. Allí, junto con otras seis personas, elaboran a mano y con maquinaria, este calzado que acapara los aparadores de todo el municipio.

Para dimensionar la magnitud de lo que representa este calzado, tan solo hay que recordar que en Sahuayo se encuentra el huarache más grande del mundo, de acuerdo con el Récord Guinness. Tiene un peso de 800 kilogramos, 7.45 metros de largo y otros 3.09 metros de ancho, y fue elaborado con la participación de 35 artesanos, incluyendo maestros en fibra de vidrio, carpinteros y curtidores.
“El huarache pachuco ha ido evolucionando a través de los años. Tenemos 54 años produciendo huarache. Desde 1917 empecé a acomodar este huarache, me dediqué primero a la venta, luego a la compraventa y enseguida a fabricarlo. Ha ido evolucionando y todos estamos dispuestos a defender lo que es nuestro, nuestra tradición”, reiteró.
Sahuayo, población con historia en el calzado
En Sahuayo hay al menos mil 200 personas dedicadas a la elaboración de este calzado, operando en 500 talleres que han ido perfeccionando su técnica. Don José es de aquellos que todavía corta a mano las tiras de hule que posteriormente serán cosidas una a una para ir dando forma a este calzado que ha sido comparado con el oaxaqueño, pero cuya diferencia radica en el diseño y trenzado de las tiras.
“Tiene una diferencia con el huarache que se produce en Oaxaca por una chinela que lleva al frente y a los costados, y en la parte frontal del huarache”, explica al respecto el alcalde Manuel Gálvez Sánchez.

El presidente municipal, junto con la Casa de las Artesanías de Michoacán, le dieron cauce legal a la indignación de sus artesanos y, de uno en uno, han ido recolectando firmas para la demanda colectiva contra Adidas, aun cuando la empresa ya retiró del mercado su modelo.
“Nosotros estamos empezando un proceso jurídico-legal en la dirección de INDAUTOR (Instituto Nacional del Derecho de Autor) para reclamar los derechos y que se ofrezca una disculpa pública, además de alguna remuneración económica, pero también abrimos la puerta para que empresas como Adidas, Nike o cualquiera, puedan trabajar con nuestros huaracheros”, comentó.
Aclaró que el pleito no es con Oaxaca, sino con la empresa que intentó adjudicarse un legado de Sahuayo.
“Qué cada uno haga lo suyo. Yo respeto a sus tenis y que ellos respeten nuestro trabajo”, dice Santiago Ibarra Cárdenas, otro artesano al referirse a esta polémica. Él, ha sido de la nueva generación que ha ido innovando en la creación del pachuco, buscando mayor comodidad, pero sin transgredir su esencia y tradición.
Así surgieron los huaraches ‘Pachuco’
“Desde sus inicios era un huarache que llevaba llantas, iba clavado, el centro era muy duro y era para campesinos, principalmente. La evolución nos ha llevado a cambiar nuestros materiales, que sean más suaves, más cómodos y prácticos. La evolución ha llevado al huarache fino de diez vueltas, con la correa más fina y más cómodo que un tenis”, agregó.
Con 40 años, de los que al menos más de la mitad tiene dedicándose a este oficio, Santiago lamentó que las empresas sigan sin valorar el trabajo de los artesanos al sacar modelos que al final, terminarán pasando de moda. Insiste que este sector debe estar por encima de otros, pues lo que desarrollan tomó años de aprendizaje, dedicación y esfuerzo.

“Me llena de orgullo hacer estas artesanías, irlas perfeccionando, mejorando. El ser artesano es estar por arriba de cualquier oficio, no es algo que se aprende de un día para otro, tengo 40 años, me sigo enseñando, es volver a aprender todos los días”, comenta.
Innovación sin perder la esencia
En el mismo taller que comparte con don José, da cuenta que a 22 estados de la república llegan sus pachucos, también haciendo escala en Estados Unidos, Japón y próximamente en España. Para un modelo básico se pueden tardar de 24 a 32 horas, mientras que, para uno más fino hasta 15 días, pues el cosido se hace a mano.

En esa constante de ir adaptándose a las nuevas necesidades del mercado, llevó a Sebastián Oseguera a usar nuevos materiales, como la suela sintética. Fue precisamente esta idea la que derivó en el surgimiento del modelo de la discordia debido a su similitud con el de Adidas.
“Nosotros hemos innovado con suela de tenis, con un mejor confort, con forros de mejor calidad. Se quisieron apropiar de un modelo que aquí ya tiene años, nosotros ya tenemos metiendo esta suele de tenis aproximadamente tres años. Entonces, ellos quisieron apropiarse de nuestros orígenes”, dijo.
Con 12 años elaborando huaraches, Sebastián explica que el nuevo pachuco inicia con el corte a la altura del talón y la chinela, “que es lo de la parte delantera”. Luego se corta, se monta en una horma y se manda a tejer con las mujeres artesanas. Ya tejido, se le inserta la plantilla que anteriormente “era de cuero, muy gruesa y que no era cómoda para el uso diario”.
Con una mayor durabilidad, incluso, este modelo dejó de ser para labores del campo y se volvió parte del estilo de los michoacanos, los mismos que hoy se unieron para evitar su comercialización sin el reconocimiento, respeto ni valor a sus orígenes y creadores como don José, Santiago, Sebastián y los otros mil 200 artesanos de Sahuayo.
LP