Cultura

Oscar Peterson: una vida en el jazz

Personajes

Al cumplirse este 15 de agosto el centenario del pianista candiense, Libros de Kultrum publica sus memorias, un excepcional documento sobre su vida, su carrera y convicciones

Oscar Peterson fue un grande del jazz, pero también un grande en la defensa de los derechos de los negros en una sociedad donde imperaba el racismo. Nació hace cien años, el 15 de agosto de 1925 en Montreal y murió el 23 de diciembre de 2007 en Mississauga, una ciudad al oeste de Toronto. Dejó una gran cantidad de discos, entre ellos antologías como Piano Moods - The Definitive (disponible en Spotify), treinta y tres temas que recorren y resumen su carrera y convoca a casi todos sus cómplices en una aventura que comenzó en los años cuarenta y se prolongó hasta 1993, cuando una embolia lo dejó fuera de combate, regresando en 1995 con el cuarteto llamado NATO, en vez de su habitual y legendario trío.

Todo esto y mucho más lo cuenta el propio Peterson en sus memorias, publicadas en estos días por Libros de Kultrum, una editorial especializada en personajes de la cultura popular. Mi vida en el jazz es el título de este documento excepcional sobre un “pianista de culto”, como escribe Teresa Madueño en el sitio valenciano culturplaza, para el cual entrevista a Julián Viñuales, editor del libro, quien explica: “Son unas memorias que muestran un anecdotario muy completo de su vida y sus problemas personales. No hay ningún atisbo de autocrítica a las peleas en las que se metía, pero sí reflexiona sobre el lugar que ocupaban las personas negras en Estados Unidos en los años cuarenta y cincuenta. No le importa pelear con quienes le rodean para aclarar el lugar que merecen los artistas como él”.

Impulsado por su padre, desde los cinco años Peterson comenzó a tomar lecciones de piano, debutó profesionalmente a los 14 e incursionó en otros géneros —como el swing y el bossa nova— impregnándolos de su incomparable habilidad en el teclado, siempre en diálogo franco y abierto con los demás instrumentos de su trío o de su posterior cuarteto.

En la entrevista, Viñuales agrega: “Hacia el final de sus memorias, el lector puede ver cómo Peterson reflexiona mucho sobre la individualidad del artista, sobre la dificultad para hacer amigos de verdad cuando está constantemente de gira y se vuelve aún más observador. Piensa y escribe sobre los espacios que habita, sobre los escenarios en los que se sube casi solo y sobre la importancia que tiene para él el cuarteto. Se podría decir que su figura de pianista solista solo se comprende a través del colectivo, valora enormemente a quienes trabajan con él y desarrolla enormemente su estilo personal gracias a quienes le rodean”.

En una conversación con Alyn Shipton para Jazzwise, realizada en 2005, poco antes de cumplir 80 años, Peterson habla de su admiración por Duke Ellington, siempre puntual en sus observaciones. En una ocasión —dice— el gran empresario Norman Granz trataba de convencerlo de grabar un disco como solista, pero él se negaba “rotundamente”. Duke estaba ahí y le dio un consejo: “Oscar, creo que deberías hacer lo que sugiere Norman. ¿No crees que a veces a la gente le gusta el caviar solo, sin huevo ni cebolla?” El resultado, acota Shipton, fue Tracks (también disponible en Spotify), un álbum de colección.

Como el baterista suizo Alvin Queen (Nueva York, 1950), integrante de su trío, como el contrabajista Milt Hinton y el legendario trompetista Dizzy Gillespie, Peterson fue aficionado a la fotografía, volcándose a la digital en sus últimos años. ¿El motivo? Se lo confió a Shipton: “Me encanta la inmediatez […]. Nunca me ha gustado tener que llevar rollos de película a que los revelen; me alegra no tener que pasar por eso”.

Su pasión por la fotografía está relacionada con su vida llena de viajes. “Empecé porque quería recordar los lugares que había visitado, y sin darme cuenta, ya tenía una colección. Era una afición genial para mí cuando viajábamos durante meses, antes de que mi familia pudiera viajar conmigo. Compensaba la añoranza de casa y de mis amigos, y, por supuesto, siempre había algo que mostrarles de mis viajes”.

Al referirse al trabajo con su trío o cuarteto, decía: “me gusta integrar las personalidades individuales de los músicos en lo que hacemos, para que se transmitan musicalmente. Siempre busco la sensación de una competencia musical productiva. Todos nos apoyamos mutuamente para mantener vivo el espíritu, y esa es la esencia del jazz”.

Pianista, compositor, productor, además de poeta y fotógrafo, Oscar Peterson cumple cien años y su música se escucha como si hubiera sido escrita ayer, para las nuevas generaciones.

AQ

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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto
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