“Feels so Good” (1977), el gran clásico de Chuck Mangione, es una celebración de la vida; desde su título, la canción es un llamado a sentirnos bien, a ser felices. Fue el mayor éxito del fliscornista, trompetista y compositor nacido en la ciudad de Rochester, Nueva York, el 29 de noviembre de 1940, la misma ciudad donde murió 22 de julio de 2025 a los 84 años. Ese día, al otro lado del Atlántico, murió otro grande: Ozzy Osbourne, uno de los fundadores de la mítica banda metalera Black Sabbath, quien acaparó la atención en los medios y las redes, tenía 76 años y una vida de irreprochables excesos, como el sonido de sus canciones.

Mangione fue integrante de los legendarios Jazz Messengers de Art Blakey. Desde niño se aficionó música sincopada. En una entrevista de 1972 con Les Tomkins para el National Jazz Archive recordaba: “Crecí escuchando a gente como Stan Kenton, Count Basie y Chet Baker en la radio y en las rocolas cuando estaba en el instituto”. A los admiraba, pero su héroe fue siempre Dizzy Gillespie, amigo de su familia, quien le regaló su primera trompeta.
Su hermano Gap era pianista, con él participó en sus primeros grupos y grabó sus primeros discos. Estudió en la Escuela de Música Eastman de Rochester, donde más tarde sería profesor y donde también estudiaron los integrantes del cuarteto que formó y con el que le dio rienda suelta a su creatividad y espíritu emprendedor: el saxofonista Gerry Niewood, el baterista Steve Gadd y bajista Tony Levin.
Mangione organizó presentaciones dirigiendo a la Rochester Philharmonic Orchestra y a músicos invitados, participó en actividades benéficas, compuso temas de gran popularidad, algunos tan íntimos como “Bellavia”, que da título a un álbum grabado en 1975. Es una canción dedicada a su madre. En el forro del elepé, escribió: [“Bellavia] es mi regalo del Día de la Madre para ella. […] Mi madre siempre ha sido una fuente natural inagotable de calidez, amor y generosidad…”.
Por “Bellavia” Mangione obtuvo su primer Grammy; tres años después ganaría el segundo por “The Children of Sanchez”, tema principal de la película basada en el libro homónimo de Oscar Lewis. En el cine también musicalizó Fargo (1996), Zombieland (2009) y Doctor Strange (2016) y su canción “Chase the Clouds Away” fue elegida como tema de los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976.
Su vida fue larga, como su carrera; disfrutaba su trabajo y se preocupaba por “conectar” con la gente sin abandonar sus ideas y proyectos. “Para mí—le dijo a Les Tomkins—, animar a la gente, hacer que disfruten de lo que hacemos, es tan importante como tocar el tipo de música que quiero tocar. Ambas cosas son muy posibles”. Para esto, decía, se requiere honestidad, algo que cultivó toda su vida, con la convicción de que dar siempre lo mejor de sí mismo. “La música debe ser bella. Si no tiene belleza, no la disfruto; por lo tanto, no creo que pueda disfrutarla nadie para quien la interpretemos”, dijo en ese testimonio para el National Jazz Archive, en donde agregó que rehuía las etiquetas y prefería solo hablar de música, “y espero que la nuestra entre en la categoría de buena música”. Sus admiradores alrededor del mundo saben que así es: Mangione siempre hizo buena música.
AQ