Joan Manuel Serrat cuenta al cineasta uruguayo Andrés Varela que el narrador y poeta Mario Benedetti le decía: "¿Cómo no me voy a enamorar de alguien que tiene luz y alegría en su nombre?". El autor de La noche de los feos se refería a su esposa, Luz López Alegre, con quien compartió 60 años de vida, pero quien en los últimos tres simplemente se olvidó de su compañero debido al Alzheimer y así murió.
Varela (Montevideo, 1975) acaba de estrenar en la Cineteca Nacional su documental Benedetti. Sesenta años con Luz (2022), y ve en esta gran historia de amor con final cruel y trágico, el capítulo de alguna novela o cuento de su compatriota y, a partir de su investigación en torno, la reconstrucción del escritor.
"Nosotros lo que vamos a hacer es reconstruir a ese Mario Benedetti a partir de la mirada de Luz", comenta a Laberinto el cineasta y guionista sobre su película, que contó con la fotografía de César Charlone, quien tiene entre su filmografía Ciudad de Dios, Los dos papas, El jardinero fiel y Blindness.
El documental de 80 minutos requirió una investigación de varios años debido a que Luz López Alegre siempre se mantuvo fuera de reflectores por voluntad propia; hizo falta sumergirse en cientos de cartas que Benedetti escribió a su esposa, de las cuales Varela alista una edición de alrededor de 500 a publicarse el año próximo; más de 70 entrevistas con gente como Serrat, el premio Cervantes Sergio Ramírez, el presidente de Uruguay José Mujica, el escritor Senel Paz, los cantantes Nacha Guevara, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, entre muchos otros, y rodar en Uruguay, España, Cuba, Argentina...
Con el filme, Varela se suma a la generación de documentalistas uruguayos que redescubren a escritores y artistas de su país, como Aldo Garay, con El filmador (2021), sobre la pareja de José Pedro Díaz y Amanda Berenguer; María Arrillaga, con Ida Vitale (2022), sobre la poeta y premio Cervantes; o Emiliano Mazza De Luca, con Pax in Lucem (2024), sobre la obra del pintor Joaquín Torres-García.
"El cine uruguayo, no diría que se está reconstruyendo, sino que está construyéndose desde la memoria, porque tuvimos mucho tiempo con una mucha alternancia (política), y recién en este inicio del siglo se comenzó a estructurar y está empezando a abordar su propia historia, nuestra identidad, nuestra cultura, y a descubrir nuestros propios archivos con la visión de nuevas generaciones. Dentro de 100, 200 años, no sólo los libros recompondrán nuestra historia, también la reconstruirán las películas", aduce Varela.
En 2020, en el contexto del centenario de Benedetti (1920-2009), Varela investigaba al autor de La tregua con miras a realizar la versión de una de las adaptaciones al cine de su obra; profundizó en quién era su esposa, Luz López Alegre (1921-2006), y en cómo había sido su matrimonio de seis décadas, estuvieron casados desde 1946 hasta la muerte de ella en 2006, aunque se conocieron desde niños. Y se encontró con que ella padeció Alzheimer los tres años finales y se olvidó para siempre de Benedetti.
"Yo no tenía idea de cómo fueron los últimos años de la vida de Mario y Luz. Después de haber vivido juntos 60 años y haber abordado todas las aventuras posibles en su existencia, les sucede esto a Mario y a Luz. Mario, que había sido como el escritor natural del amor en su amplio aspecto, no solamente de pareja, sino también político, de las relaciones humanas, él había sido una persona que había abordado ese tema desde varios puntos de vista, y ahora le tocaba vivir esta situación tan cruel, esta ironía, que era que la mujer que amó toda su vida, al final, simplemente se olvidó para siempre de él", dice Varela.
Con el hallazgo personal del cineasta, vino el descubrimiento de "un relato cinematográfico increíble", que abordaba temas presentes en sus trabajos anteriores, como las relaciones humanas, la muerte, el amor, además de poder hablar de un Benedetti absolutamente diferente y presentar también a una mujer única, que estaba a la altura del mismo narrador y poeta uruguayo, siempre a su lado, pero sin figurar.
"El documental se centra muchísimo en Mario, porque fue muy difícil reconstruir a Luz desde los archivos, porque ella siempre eligió estar fuera de las luminarias, pero siempre acompañando a Benedetti. Hay una investigación de archivos muy profunda, con materiales inéditos, nunca antes vistos tanto de Luz como de Mario. El juego dialéctico que tiene la película es que, a partir de la relación de ambos y de la construcción del amor y de esa pareja, y del recorrido de esa pareja, vamos entrando a momentos de intimidad de la vida de Mario Benedetti que son bastante desconocidos", añade Varela.
Fundador de la plataforma de cine uruguayo itinerante Efecto Cine y con estudios de Artes del Espectáculo en París, el cineasta, guionista y productor de documentales como La matinée (2007), Mundialito (2010) o Maracaná (2010), habla desde Montevideo de la historia de amor de Mario y Luz.

"Es un relato de amor que te va llevando en toda la película a reconstruir la memoria de Benedetti. Un poco la tesis es que Luz, al final de su vida, no recuerda quién es Mario, y nosotros vamos a reconstruir a ese Mario Benedetti a partir de la mirada de Luz, ese es nuestro leit motiv para construirla", expone.
El documental llega a México a un mes de la conmemoración, el 14 de septiembre, de los 105 años del nacimiento del autor de Poemas de la oficina, Montevideanos, Gracias por el fuego y Primavera con una esquina rota, cuyo conjunto de su obra, a la fecha del rodaje, había acumulado mil 146 ediciones.
¿Cómo se conocieron Mario y Luz?
Desde la infancia. Vivían en el mismo barrio, sus familias se conocían. La historia se inicia cuando tenían 12-13 años, comparten la adolescencia; es una relación que empieza desde muy, muy jóvenes cuyo vínculo afectivo y emocional tiene que ver justamente con eso, el espacio de crianza, de aprendizaje, familiar, que parte casi desde la infancia de ambos.
¿Alguna obra o texto de Benedetti registra el momento exacto en que se enamoraron?
Sí, hay muchísimos. Mario dedica el 90 por ciento de su obra poética a Luz López Alegre. El momento exacto lo descubres en la primera parte de la película, Mario va narrando ese encuentro con Luz desde que tenía 13 años. Y declara su amor en un momento muy particular: él tenía varicela y ella, a pesar de la enfermedad y el estado físico de él, va y le da un beso en la boca sin ningún tipo de prejuicio. Y él descubre ahí que algo había sucedido en su vida que estaba cambiando para siempre.
¿Qué rol diría que Luz jugó en la obra de Mario?
Te cuento más: cada una de las obras (117 libros publicó Benedetti) se las entregó primero a Luz para que ella las comentara y él tomara en cuenta sus opiniones antes de entregarlas a la editorial. Mario no sólo le dedicó toda su obra poética, sino también tenía en cuenta cada una de sus opiniones.
En el documental Luz aparece pintando. ¿Era también artista?
Ella era empleada pública, trabajaba para la aduana. No era artista, pero, en realidad, pudo haberlo sido, tenía un talento enorme para la pintura. Ella proviene de una familia de artistas, su padre era un pintor de bastante renombre, que trabajaba en Europa, y su madre escribía. Luz se crió en este ambiente artístico familiar, que influyó para que pintara muchísimo, hasta ya bien entrada su vida. Pero, estamos hablando de las décadas de los 40-50, Luz decide dejar de lado su carrera como artista, tener un sueldo seguro y encargarse de sustentar de forma equilibrada el hogar que había construido con Mario cuando arranca éste su carrera. Luz tenía el talento, la capacidad y la motivación artística por su cuna y sus propios intereses, pero da un paso al costado para secundar la carrera de Mario, no como un gesto de desapego, sino a través del amor profundo que tal vez hoy no sería entendido por los valores morales.
Sin embargo, estuvieron mucho tiempo separados por el exilio de Benedetti, perseguido por la dictadura militar en Uruguay, y, ya juntos en Europa, ella viajó mucho sola.
Así es, cuando ellos ya son más veteranos, mientras Mario presenta sus libros y viaja muchísimo, Luz también viajó muchísimo, estaba siempre de museo en museo yendo a ver obras. Ella nunca abandonó el carácter de autodidacta y de intelectual del arte. Es una de las cosas bien interesantes de su vida en común: la actitud de Luz era la de una mujer de mucha avanzada, de mujer empoderada, más allá de la posición que ella toma respecto Mario, Luz hacía viajes sola en los 60-70 cuando eso no era bien visto. Y ellos vivieron mucho tiempo cada uno por su lado porque Mario escapó de la dictadura y tuvo que vivir en varios países, mientras que Luz mantenía también a la madre de Mario en Uruguay. En Madrid, cuando ya estaban juntos, Luz tenía vida propia, independencia absoluta. Y estaba al día con las exposiciones de pintura, de escultura, tenía su calendario personal más allá de la vida de Mario. Luz no fue una mujer que se quedó encerrada en su hogar ni tampoco construyendo una vida tradicional, sino que tuvo una actitud mucho más contemporánea, ese fue mi descubrimiento de Luz.
¿Y cómo echó luz a una vida tan en la oscuridad? ¿Cómo fue su investigación, sus fuentes?
Benedetti siempre tenía muy presente a Luz de muchas maneras. Abrís un libro de poesía de Benedetti y vas a ver que está dedicado a Luz en su gran mayoría. Y lo que tenemos es una correspondencia: estoy por publicar un libro sobre la correspondencia entre Mario y Luz, hay más de 500 cartas que le envió durante los viajes de Mario. Ahora estoy editando este libro. En la investigación también está todo lo que quedó de Mario con respecto a Luz en la Fundación Mario Benedetti, donde está toda la memoria de Mario y donde empieza la pesquisa. Hay un caudal fotográfico gigantesco, están las casi 500 cartas donde claramente cifras el tipo de relación que tenían y su intimidad. Es una información sumamente innovadora sobre Benedetti porque vos puedes ver realmente al Mario íntimo a través de sus cartas y a Luz la conocés también como pareja de él, y los hilos de la relación. Además, hay material audiovisual rodado por ellos porque tenían cámara y se filmaban el uno al otro también.
Esto por parte de Benedetti o de él con Luz, pero ¿cómo consiguieron el material de Luz?
Su familia fue fundamental para poder construir al personaje de Luz López Alegre, porque sin la memoria audiovisual, fotográfica y demás que tenía la familia habría sido imposible. Lo de Mario estaba al cuidado de la fundación, pero lo de Luz estaba distribuido entre álbumes de fotos y filmaciones de la familia, una vasta familia, además. Hubo que componer todo el círculo de amistades de Luz y gracias a toda esa red es que pudimos acceder a un montón de material con respecto a ella. Sin duda, el material con respecto a Mario es mucho más grande y se nota en la película porque, de hecho, es como te decía: a partir de Luz contamos a Mario también e intentamos con el material que había, rescatado de los círculos más íntimos de familia y amigos, tener una idea de composición de quién fue esta mujer. Y las cartas también nos permitieron estar muy cerca de la construcción del uno y de la otra.
¿Cómo obtuvo estas cerca de 500 cartas? ¿Son de Mario a Luz o también de ella a él?
El gran caudal está en la fundación Mario Benedetti; y las que escribía Luz a Mario son de la familia. Yo las tengo todas. La gran mayoría son de Mario hacia Luz. Tengo varias respuestas de Luz, pero no están equilibradas las cantidades. Y esto se daba naturalmente porque, aparte de la afinidad con la escritura de Mario, él era quien estaba con compromisos en el extranjero, por lo que él tenía la necesidad de comunicarse permanentemente dando novedades no sólo a Luz sino a toda su familia.
Por el estilo de Benedetti deben de ser cartas llenas de poesía amorosa y muy literarias.
Y llenas de historia contemporánea, porque no te olvides que es la visión política de un escritor sobre el momento histórico que vivió: de entre los años 40 hasta prácticamente los 90. Vos no solamente tenés una mirada poética de su relación de amor con su mujer y con el entorno, sino que tenés a un hombre que tiene una mirada social y política; mientras recorría el mundo, descubría el mundo y lo que sucedía, desde Estados Unidos hasta Argentina, todo el proceso latinoamericano de los golpes de Estado, todo lo que sucedía en Europa en su proceso de reconstrucción. Y todo eso lo tenés a través de la óptica de este hombre y de anécdotas muy cotidianas que te permiten entrar en un ritmo y en una comprensión histórica muy profunda de las cuestiones que sucedían. Eso es muy interesante.

¿Cambia eso la percepción de quién es Mario Benedetti esas cartas?
Es muy cuidadoso Mario para contar eso, y a la vez ves a un Mario mucho más lanzado, mucho más real, mucho más auténtico, es una persona que está escribiendo de lo que está mirando y se lo está mandando a sus familiares y a la persona que ama. Imagínate el grado de frontalidad que tienen las cartas. Es muy interesante ese nivel, es descubrir una faceta totalmente diferente de Mario Benedetti, que ya está en la película; y el documental no es un homenaje a Benedetti, sino es un descubrimiento de Mario Benedetti; más allá de la calidad de la película, el contenido es totalmente renovador.
Hablaba de la ideología de Benedetti. ¿Qué hay con Luz? Su familia era de la derecha, militares.
Sí, la familia de Luz era sumamente reaccionaria. Sus padres eran artistas, pero los tíos, los primos, pertenecían a las fuerzas armadas, era gente que tenía relaciones directas. Eso también hace muy atractivo el descubrir que un personaje como Mario Benedetti, identificado a un sector político y a un momento de la historia latinoamericana tan profundo, también tenía una convivencia familiar posible con gente del ejército; obviamente no con torturadores, esa gente no pasaba por ese lugar, de lo contrario Mario no hubiera tenido la relación que tuvo con ella, porque hasta su vejez él mantuvo una relación muy estrecha con la familia de Luz, con tíos y primos coroneles y capitanes del ejército.
¿Cómo era posible esa convivencia entre dos pensamientos radicalmente diferentes?
Y lo notable de todo esto es que hoy en día que nos cuesta tanto este avanzar con la memoria y con la justicia sobre nuestros desaparecidos y con esta cuestión de las fisuras políticas que hay con un grado de violencia gigantesco que no somos capaces de tolerar ni de convivir, tenemos un autor representativo de la izquierda, un símbolo de la izquierda, como era Mario Benedetti, demostrando una convivialidad y una capacidad de flexibilidad, en la cual, estas personas dentro de lo que les correspondía como familia, en lo afectivo eran capaces de tener una vida común. Y, lo incluyo en la película: cuando Mario tiene que salvar su vida y escaparse, lo hace a través de la colaboración de los familiares de Luz que le facilitan toda opción para que pueda escapar, subirse a un avión y salir del país porque su destino ya estaba sellado. La familia de Luz le salva la vida en más de un momento.
¿Mario y Luz llegaron a tener diferencias ideológicas? En la película ella va con él a Cuba.
Luz tuvo diferencias políticas con Mario, sabemos que muchas veces no lo acompañó en el mismo pensamiento político. Hubo etapas de su juventud en las cuales Luz no pensaba igual que Mario y, sin embargo, tenían un amor muy profundo. Eso fue un poco la información nueva que ves en la película. Y sobre Cuba, la familia también ayudó a Luz a entrar y salir del país, porque siendo esposa de Mario Benedetti no era fácil para ella irse. Cuando él estuvo en Cuba, ella se fue a vivir un tiempo con él y después volvió a Uruguay, tuvo que entrar y salir del país en épocas muy complicadas de la dictadura, que en Uruguay fue muy compleja, muy violenta, agresiva. Y, sin embargo, siempre la familia de Luz estuvo como articulando para que la vida de ellos fuera posible dentro todo.
En Benedetti. Sesenta años con Luz desfila mucha gente famosa para hablar de Benedetti. ¿Qué decisiones tomó en torno a esos testimonios, si no es el filme un homenaje a Benedetti?
Nos hicimos casi 70 y pico de entrevistas, eso nos dio una idea, un plan de trabajo y una estrategia muy clara. Hay que tener en cuenta que la figura de Mario mancomunaba a muchísima gente y nos abrió muchísimas puertas, por eso están los personajes tan importantes que tiene la película, desde Serrat y Pablo Milanés, hasta el vicepresidente de Nicaragua (Sergio Ramírez), también José Mujica. Hay un montón de personajes de una relevancia internacional enorme. Cuando la productora se puso en contacto con ellos y se les manifestó la intención de hacer esta película sobre Benedetti, todas las puertas se abrieron inmediatamente. Eso hay que remarcarlo, porque fue absolutamente así. Con las 70 y pico de entrevistas dibujamos la hoja de ruta y entendimos qué es lo que la película pedía, porque nosotros no queríamos que fuera un documental de cabezas parlantes una detrás de la otra.
También pasó por muchos países la filmación.
Dentro de las herramientas audiovisuales, decidimos hacer recreaciones. Con el director de fotografía, César Charlone, nominado al Oscar, trabajamos toda la cuestión visual y de recreación de escenas donde queríamos llevar al espectador a revivir el viaje y los escapes de Mario como si fueran hoy. Y la película termina filmada en países donde Mario estuvo, y recreamos no de forma ficcional sino más bien observacional todas las locaciones desde la propia palabra de Mario en cada lugar. Y, respondiendo a tu pregunta, las entrevistas se formularon con esta estrategia de integrar un puzzle.
¿Cómo enfrentaron la parte cruel y trágica: el Alzheimer de Luz y su olvido de Mario?
Nos llevó muchas veces la estructura de la escritura; la discutimos mucho, porque no sabíamos si la información de lo que le sucedió a Luz lo teníamos que dar al inicio y a partir de lo que le sucedía a ella y de que ella tenía Alzheimer y se olvidaba de quién era Mario íbamos a reconstruir la imagen de Mario, la figura de Mario. Entonces dábamos esa información al inicio. Y cuando lo hicimos, nos pareció como arrebatado y nos dio como una violencia, por esto mismo que decís tú, por lo trágico que es esa información, en el lugar que te deja como espectador. Y finalmente decidimos no jugar esa carta, y el planteo al que aposté es elaborar una historia común. El desafío grande ahí era construir sólidamente el personaje de Luz de alguna manera, siendo el protagonista fuerte, claramente Mario, siendo un protagonista único, porque no deja de serlo, por más que construimos a Luz.
No obstante, el resultado final es una historia de amor, no sólo la figura de Benedetti.
El desafío era cómo hacer para que ese desequilibrio que hay entre las dos construcciones nos ayudara a darle una máxima visibilidad y dimensión al amor en común. La película va transitando toda esta aventura de exilios y de amores, y de desamores y de ausencias, porque él se va y ella va para otro lado y se dejan de ver y se vuelven a ver. Vos te vas apropiando de ellos dos, de esa relación como espectador durante todo el transcurso de la película. Te vamos desafiando, mostrándote cada uno de los escollos que tuvieron que superar y, después de haber transitado todo eso que transitaste, de repente estás lleno de información, de imágenes, de cosas que sucedieron, los ves a los dos superar un montón de desafíos, y cuando vos como espectador estás sobrepoblado de cuestiones sensoriales y emocionales, viene ese momento del vacío, y ahora sí quedamos en un blackout y quedamos en negro y nos olvidamos de todo lo que acabamos de vivir. Y ahí llega la enfermedad de Luz. Y ahí llega, a través de la visión de Mario, cómo afrontarla en la vejez, en momentos finales de tu vida y más conclusivos.
Debieron de ser tres años devastadores para Benedetti quedarse sin Luz ya para siempre.
Cuando se instala esta tragedia, de alguna manera mostramos la reconversión de este hombre que tiene que afrontarla, asumirla, y vemos como poco a poco Luz va dejando de estar presente, aunque sigue viva, empieza a dejar de estar presente a partir de esta tragedia, e intentamos, a nivel de la dramaturgia de la película, sacarle ese peso trágico y dar a entender en realidad que la vida tiene estas cuestiones irónicas. Es casi una escena de un capítulo que podría haber escrito Mario en alguna novela, que casi su vida fue una novela más o la mejor novela o la novela más profunda que pudo haber escrito.
AQ