Cultura

Nos quedará el firmamento: la resistencia poética de Antonio Calera-Grobet

In memoriam

Ante el fallecimiento del poeta, lo que queda es recordar su enseñanza: la poesía es una fuerza que nos muestra cómo salir adelante.

Todo tiene que ver y tendrás que afirmarlo: pasarás de ser cuerpo a lago, de botella de plástico a tierna semilla para abrirse. Sólo así, al verte en el centro de todo esto, cerro bien sembrado de símbolos y memorias que has soñado, bien copado tu universo de yucas y ocelotes, meciéndose tu ser con otros, tú con la cadencia sola de una música, tú sobre el tiempo bien avenido, tu cara coronada sin el anti es que tu faz, y bien que así andarás por el infinito de estrellas.

Antonio Calera-Grobet, Xajays

Desde hace más de dos décadas, cuando una arrolladora energía para cambiar el mundo a través de la poesía se apoderó de varios de nosotros, cuando el poema marcó vía y ruta, devoción y resistencia, fe puesta en acción donde el cuerpo expandía el poema, conocí a Antonio. Él desde su trinchera, la primera versión de La Bota en Casa Vecina, yo desde el colectivo elástico y transdisciplinar Motín Poeta que fundamos Carla Faesler y yo. Desde aquellos años, y en la vía múltiple de la vida, siempre había un diálogo sobre las formas que podrían tener la entrega y el acercamiento de la poesía hacia la gente de a pie: habitar el espacio público, llevar a las calles acciones poéticas que le devolvieran al paseante un espacio de lenguaje, un pequeño objeto que le abriera otras posibilidades y sensibilidades, como lo fueron sus galletas de la suerte con poemas dentro.

Creyente del lenguaje poético y su fuerza como un torrente de energía para que las personas se replanteasen su lugar en el mundo, Antonio llevó la poesía a todos los sitios, como en la acción donde se arrojaron miles de poemas de Raúl Zurita desde un helicóptero en el Estado de México o al abrir la calle de San Jerónimo en el Centro de la Ciudad de México para el festival multitudinario de Poesía por Primavera por más de quince ediciones o luchar para que las calles fuesen un espacio de encuentro o estar presente con la emblemática combi de La Chula Móvil por barrios, calles y la Feria del Libro del Zócalo. Todo, la mayoría de las veces, pagado de su propio bolsillo. Nadie, por ejemplo, olvidará las comilonas históricas en La Bota en las lecturas multitudinarias que se hacían para celebrar la primavera, pero sobre todo la amistad, el diálogo, los encuentros. Muy pocas personas han tenido la generosidad de luchar a capa y espada con autoridades e instituciones para que las cosas realmente sucedieran.

Su espíritu combativo, su fuerza, fueron ejemplo para muchos de nosotros. En nuestras más recientes charlas se lo dije varias veces, la admiración que le tenía por seguir y no cejar ante los embates de autoridades, economías precarias o falta de apoyo a la cultura. Durante los últimos años su cómplice en todas estas actividades, Melisa Arzate Amaro, fue parte fundamental en toda la extensión de su poesía, de su pensamiento, de sus acciones. Y hoy que se ha ido Antonio, las poetas, los poetas, quienes lo quisimos, quienes fuimos a leer a sus espacios, quienes dialogamos con él, quienes bebimos con él, quienes celebramos con él y nos dolimos con él de la vida, de la violencia, de las injusticias, quienes fuimos felices de tenerlo como amigo, quienes su ausencia nos ha ensombrecido, nos preguntamos, ¿quién podrá llenar el vacío que ha dejado su presencia? Y parece que su carcajada resuena entre las calles de San Jerónimo para decirnos que él, ya en el viento de los poetas, nos ha dejado la cuenta para que cubramos el monto con fe, con devoción (que nos hereda y nos horada) en la potencia del lenguaje y de la poesía, con la dimensión de los encuentros firme (cuerpos que abrazan cuerpos que abrazan cuerpos) porque él sabía que ese mínimo objeto que llamamos poema era el territorio común para escucharnos, vernos a los ojos y resistir juntos ante la violencia, ante la miseria espiritual, ante un fin del mundo que acecha y que, antes de todo sea firmamento, debemos escribir de nuevo.

Tres puntos | Por Melisa Arzate Amaro

Sobre tu mesa siempre panes y peces, sal gruesa y quesos de oveja, bivalvos y ruiseñores cantando: eso comimos todos al compartir la poesía contigo, Antonio Calera-Grobet, poesía como decir comida, calostro, aire, tuyas las ideas que nadie más habría podido soñar y realizar con tanta pasión y rabia. De tuyos tuviste los vinos y las maneras aquellas tan barrocas de ser punk en un tiempo que te resultaba, de tan corporativista y esquizoide, violento y traicionero, personalísimas las afrentas de todos quienes miraban con malos ojos lo de hacer cultura en tiempos de guerra. Como toro embestías igual de rabia que de ganas de amar y ser amado, por eso te dabas y dabas tanto a conocidos y extraños, proferías con la misma intensidad odios que encantos. Poeta, narrador, promotor, docente, cocinero, bartender de alberca, como tanto te gustaba decir: te lloramos todos a quienes rozaste y marcaste, a voz en cuello, segura estoy de que te regocijas viéndonos extrañarte y no será esto moda pasajera: te atesoraremos y prometemos continuar tu legado de compromiso, creación, concreción y sueños en barco de vela.

AQ

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.
Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto