Elizabeth Guindi sostiene que lo único indecente de la obra Indecente, que llega a su tercera temporada en México, son los prejuicios y censura que padeció el drama que inspiró a la dramaturga Paula Vogel.
“Indecente es indecente por los prejuicios y la censura que hubo en la época en que se publicó El dios de la venganza, de Sholem Asch. Cuando Vogel lee el libro, dice que esa historia se tiene que conocer”, dice en entrevista Guindi, quien interpreta a varios los personajes en esta tragedia de la Pulitzer 1998.
“Y con ese talento que ella tiene, se le ocurre hacer la historia de la compañía de teatro que representó la obra que escribió Asch en 1906, en la que abarca representaciones desde ese año hasta 1952”, añade.
Christian Magaloni estrenó la obra en México el 13 de agosto de 2022 en el Teatro Helénico y tres años después regresa, pero ahora al Teatro Julio Castillo, para una temporada del 21 de agosto al 28 de septiembre, en funciones de jueves a domingo, con un elenco que ya ha hecho historia con dos temporadas previas: Alberto Lomnitz, Elizabeth Guindi, Ana Guzmán Quintero, Majo Pérez, Roberto Beck, César Chagolla, Jorge Lan, Federico Di Lorenzo, Leo Soqui, Cecilia Becerra y Francisco Verden.
En Indecente (2017), una compañía judía de teatro narra el viaje de El dios de la venganza desde su creación en Varsovia en 1906, pasando por Broadway (1923), censurada por mostrar un beso entre dos mujeres, hasta sus últimas representaciones en el ghetto de Lodz en Polonia durante la ocupación nazi.
Guindi subraya que la obra de Vogel abarca tanto la historia de la compañía de teatro judía que representa en diferentes escenarios El dios de la venganza, como la de su autor Sholem Asch, junto con todo lo que tuvo que pasar con el drama, muy adelantado a su época en cuanto a la diversidad sexual.
“Sí, realmente es sorprendente para la época. A mí me sorprende que siendo Asch un judío jasídico, ortodoxo, se atreva a escribir una obra tan profunda sobre la prostitución y lo que implica un burdel. Y la publica en yidish, que era un lenguaje común, corriente, entre los judíos, y no tenía reconocimiento como lenguaje poético, hasta que Asch le da ese sentido poético, intelectual, dramático”, añade Guindi.
Indecente tiene de contexto el amor entre dos mujeres en la pieza original de Sholem Asch: Rifkele, la hija de un rabino dueño de un prostíbulo en Polonia, y Manke, una de sus prostitutas.
“Cuando Sholem Asch la presenta en 1907, 1911 en Europa, es un éxito, no hay censura, se hacen varias giras. Pero cuando la obra llega con la compañía a Estados Unidos, en 1921, y se presenta en Broadway, es cuando se desata la censura y la persecución. ¿Por qué? Porque hay dos mujeres besándose en escena (Rifkele y Manke). No es un beso vulgar; si no es poético, sí es amoroso.
“La censura lleva a un juicio y toda la compañía es encarcelada. A ese grado llegó la censura. Después, cuando todos salen de la cárcel, son deportados a Europa justo cuando el nazismo llega al poder en Alemania y comienza a invadir Europa. Los actores y los empresarios de la compañía son llevados al gueto de Lodz, en Polonia, donde incluso ahí también montan El dios de la venganza”, reseña Guindi.
También esta temporada Manke es interpretada por Majo Pérez y Rifkele, por Ana Guzmán Quintero.
“Manke y Rifkele, con Majo y Ana, son la energía perfecta para esta obra. Son pura poesía, su presencia, su energía, su manera de habitar estos dos personajes tan complejos. Cuando las veo bajo la lluvia, te prometo que nadie más puede hacer estos personas, en el mundo, como ellas. Es que hacen química, alquimia perfecta. Esa energía que transmiten me inspira, gozo al verlas porque provocan algo hermoso, algo indescifrable. Majo Pérez y Ana Guzmán son únicas”, afirma Elizabeth Guindi generosa.
El elenco en la pieza de Vogel, a semejanza de una compañía de teatro itinerante, hace de todo. Y, aunque no es un musical, hay tres músicos en escena que acompañan toda la obra con un clarinete, un violín y un acordeón, para hacer las transiciones de tiempo y de lugares en el recorrido de medio siglo.

“Esto es lo que a mí como actriz me parece fascinante. Realmente lo disfruto como nunca, porque se me permite cantar, bailar y, sobre todo, transformarme en diferentes personajes. Es un reto actoral a nivel corporal y vocal. Y te tienes que transformar, adentrar en cada personaje que estás interpretando”, comenta Elizabeth Guindi, quien interpreta, entre otros roles, a Sara, la exprostituta esposa del rabino, a la directora de la compañía Vera Parnicki y también a la esposa de Asch, Madje, durante su vejez.
“Sara, mi personaje, es una prostituta que enamora al dueño del prostíbulo, se casa con él, se vuelve religiosa como él, tienen una hija, Rifkele, a la que encaminan para casarse con un buen chico judío. Pero ¿qué pasa? El destino, la fatalidad, lo que tú quieras: Rifkele se enamora de una de las prostitutas del burdel de su padre, Manke. Y es una tragedia para el rabino, que está tratando de proteger a su hija del mundo en el que vive y que también es su negocio. Y es una tragedia para la madre, Sara, que no quisiera que su hija tuviera su destino. Es complejo”, apunta la actriz de televisión, cine y teatro.
Indecente fue la primera obra de Vogel que se llevó a escena en México, en 2022; después, en 2024, Angélica Rogel montó Cómo aprendí a manejar (1997), la pieza sobre abuso a menores por la que la dramaturga ganó el Pulitzer 1998, protagonizada por Cassandra Ciangherotti y Juan Carlos Remolina.

Guindi, actriz de series como Sr. Ávila, Cría Cuervos o La casa de las flores, destaca a Paula Vogel como una voz importante que dentro del teatro ha desnudado a la sociedad en sus convencionalismos.
“Hay que abrir y no tapar, todo lo que se tapa se pudre. Por eso es importante Indecente”, subraya Guindi, que recuerda que en 2023 cuando se estrenó la obra también protagonizó el monólogo Mi nombre es Lucia Joyce, con el que experimentó la censura que padeció la hija del escritor James Joyce.
El unipersonal, que se presentó en el Teatro Varsovia, está basado en fragmentos de la novela homónima de Sofía G. Buzali, y retrata a la hija del autor de Ulises, diagnostica esquizofrénica a los 22 años e internada en un hospital psiquiátrico donde pasó 30 años, aunque logró ser escritora e igual bailarina.
“Lucia sufrió la censura de su hermano (Giorgio), porque en esa época de principios del siglo XX, a los hombres no les gustaba que las mujeres fueran artistas, que se expresaran. Esa censura del hermano era por envidia de que James Joyce tenía esa preferencia por su hija. A Camille Claudel le pasó lo mismo. Y así hay muchos ejemplos, muchas mujeres que componían detrás de famosos compositores y creaban obras maestras. Aquí la censura no fue la cárcel, como en Indecente, sino peor: el psiquíatrico”, añade.
Guindi destaca el trabajo de Magaloni para montar una obra con tantos personajes y tiempos.
“La dirige magistralmente. Es lo mágico de esta obra: teatro dentro del teatro”, subraya la protagonista.
Valora volver al escenario después de estar más enfocada a televisión, porque para la actriz de 64 años, la experiencia teatral “es única, no se compara con nada y se debe estar presente al ciento por ciento”.
“(El teatro) es un ejercicio de concentración corporal, emocional, espiritual e intelectual”, sostiene.
PCL