Con una misa de cuerpo presente y, sobre el ataúd, una vestimenta de San Miguel Arcángel —de quien era devoto—, Ulises Arturo, de 19 años, uno de los dos jóvenes que fueron levantados el martes y asesinados en el municipio de San Felipe, fue despedido.
El sacerdote Gustavo Barrios, quien celebró la misa en la parroquia de San Felipe Apóstol, hizo un llamado a no perder la paz y lanzó un reclamo al señalar que hoy “muchos jóvenes están desapareciendo”.
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Ante un centenar de personas, el sacerdote —quien conoció y trató a Ulises, integrante de los grupos apostólicos de la localidad— señaló: "Muchos de nuestros jóvenes están desapareciendo, donde su vida está sin ningún rumbo. Es triste y es difícil no perder la paz. Sin duda, sabemos que es un momento triste, un momento doloroso para ustedes, familiares, amigos, de nuestro hermano Ulises".
El cuerpo de Ulises Arturo Martínez le fue entregado a su familia alrededor de las 9:00 de la noche del jueves.
Fue velado en su domicilio, ubicado en la colonia Oriental sobre la calle Manuel Gutiérrez Nájera, en est municipio del nororiente de León, donde se mantuvo vigilancia en todo momento por una unidad de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE) y una patrulla de la policía municipal, luego de que la familia solicitara protección.
Cerca de las 11:30 de la mañana del viernes arribó la carroza que trasladó el cuerpo del joven a la parroquia de San Felipe Apóstol para despedirlo con una misa.
Después, rodeado de familiares y amigos, y escoltado con música de mariachi que interpretaba las melodías que a él le gustaban, partieron al panteón municipal, donde ya descansa su cuerpo.
Dos días antes, Ulises había sido localizado sin vida en un camino de terracería que conduce a la comunidad Estancia del Cubo, a unos metros del rancho Buena Vista. Ahí terminó su vida y, este viernes, su cuerpo fue depositado en el panteón.
"El saber que a veces nosotros decimos: '¿Qué mundo le dejaremos a nuestros hijos?', pero tal parece que ni hijos ni mundo estamos dejando, nos estamos acabando. La ambición del ser humano lleva muchas cosas y el día de hoy es necesario recuperar esa paz que Dios nos da a cada uno de nosotros", dijo en la homilía el sacerdote Gustavo Barrios.
Amor eterno e inolvidable
Entre lágrimas y al compás de la letra de “Amor eterno”, que entonaba el mariachi, familiares y amigos partieron al panteón municipal. Ahí, esperando el momento de la despedida, Nancy Martínez, tía de Ulises, al ver el ataúd blanco exclamó: “¡Que Dios te reciba, Ulises!”, seguido de un aplauso.
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Con voz cortada, Arturo Martínez, padre de Ulises, comentó:"Era un muchacho muy alegre, estudioso, muy respetuoso con toda la gente. Era muy alegre con todos, a todo mundo respetaba, incluyendo a su familia. Tengo muchos recuerdos bonitos que me quedo de él".
Inconsolable, la señora Lucía Ibarra Camacho, madre del joven que apenas hace 15 días había concluido su carrera como técnico en enfermería en el plantel Conalep de San Felipe, decía: “¡Vuela alto, mi niño!”, mientras abrazaba a sus otros dos hijos, que tampoco pudieron contener las lágrimas ante la partida de su hermano menor.
Querido por su bondad y activismo en la iglesia
Compañeros de los grupos apostólicos de la parroquia de San Felipe Apóstol acompañaron a Ulises hasta su última morada. Uno de ellos, Alfonso Moreno, mostró tristeza por la partida del joven y por la violencia que azota al estado de Guanajuato.
Hizo un enérgico llamado a las autoridades para que tomen cartas en el asunto, pues asegura que el municipio se ha vuelto cada vez más inseguro.
"Ellos eran buenos muchachos, estaban comprometidos con la iglesia, incluso a Ulises le tocaba dar un tema en los cursillos de cristiandad… De verdad, la inseguridad está en todos lados y eso es algo muy preocupante. Somos 200 en el grupo y estamos sorprendidos, estamos dolidos por lo que está sucediendo", indicó.
Por su parte, la señora Berta Castillo, quien también convivía con él en las actividades parroquiales, comentó: "Lo recuerdo como un muchacho muy travieso. Minutos antes de salir estaba con el padre jugando y yo nada más le decía unas palabras. Un joven muy servicial, alegre y muy comprometido, nos levantaba a los de edad grande la moral, y por eso estamos aquí".
Deja un gran vacío en amigos y compañeros
Tairy Rodríguez platicó que conocía a Ulises desde hace ocho años, pues vivía cerca de su casa. Ya en la preparatoria coincidieron con la misma meta de convertirse en profesionales de la salud.
Más tarde coincidieron nuevamente al realizar prácticas en el Centro de Atención Integral de Servicios Esenciales de Salud (CAISES) de Dolores Hidalgo. Aunque Tairy iba dos semestres arriba, siempre aconsejaba a Ulises para que realizara mejor sus trabajos y proyectos.
"Éramos inseparables, siempre me jalaba a todos lados. Una persona buena, noble, pero la injusticia gana siempre. En CAISES siempre nos escapábamos por el refresquito. Siempre me jalaba, me decía: 'Si me regañan a mí, te regañan a ti también'. Con él el tiempo se pasaba muy rápido".
Entre lágrimas recordó: "El lunes fue la última vez que hablé con él, porque fue su cumpleaños, y yo no creía que iba a pasar esto".
Por su parte, Javier Manuel Sánchez, quien trabajaba en la preparatoria donde estudió Ulises, aseguró que era un joven completamente diferente.
Desde el área administrativa, también observaba a los alumnos y mencionó que el joven tenía una gran ambición de superarse. Lo demostraba al no faltar a clases, entregar puntualmente sus trabajos y recibir reconocimientos de profesionales en los lugares donde hacía sus prácticas como técnico en enfermería.
"Era lo que él ya traía como don, en su sangre: ayudar a las personas. Más que nada era poder servir a la sociedad, y yo creo que encontró esta parte en el área de enfermería. Cuando lo llevaban a campos clínicos, hacían comentarios muy alentadores los directivos de los hospitales del estado", recordó.
Ulises había concluido exactamente 15 días antes su carrera como técnico en enfermería en el Conalep San Felipe. El siguiente paso era ingresar a la universidad para cumplir su objetivo: convertirse en enfermero o doctor.
Ángel Martínez, primo hermano de Ulises, recordó los buenos momentos a su lado y aseguró que era una persona que contagiaba alegría a todo aquel que conociera, agregando que su luz permanecerá intacta.
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"Nunca se metía con nadie, siempre él en sus estudios. Lo que trataba era hacer reír a la gente, todo era diversión para él. Nunca fue de problemas, dondequiera que iba, todas las personas reían. Las veces que estuvimos juntos, mostraba alegría", recordó.
Este sábado despiden a Edgar Noé Rodríguez Cervantes
Edgar Noé, quien iba a cumplir 22 años, fue levantado y desaparecido junto con su amigo Ulises Arturo. Sus cuerpos fueron encontrados en la comunidad Estancia del Cubo.
Su misa será celebrada este sábado 30 de agosto y también será sepultado en el panteón municipal de San Felipe.
Edgar Noé tenía dos trabajos: desde hace dos años ayudaba en una verdulería los martes y jueves, y los fines de semana, junto con su papá, era mesero en un bar de San Felipe.
