Factores económicos, familiares, sociales y de género influyen en el abandono escolar, uno de los principales problemas a combatir en el sistema educativo en México, pues existe una alta probabilidad de que quienes interrumpen sus estudios no los retomen, explicó Ligia García Béjar, decana de la Escuela de Pedagogía y Psicología de la Universidad Panamericana, campus Guadalajara.
En el ámbito local, Jalisco enfrenta un repunte preocupante en los índices de abandono escolar. De acuerdo con datos de la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa (DGPPyEE), en el ciclo 2023-2024 se estima que más de 22 mil alumnos de primaria y secundaria dejaron sus estudios.
La información de la Secretaría de Educación Jalisco señala que para el ciclo escolar 2024-2025 regresaron a las aulas un millón 618 mil 112 alumnos, mientras que para el periodo que inicia hoy vuelven un millón 436 mil 894 estudiantes.
En entrevista con MILENIO, la académica destacó que no existe una sola causa que explique el fenómeno, sino un entramado: “Una razón transversal a todos los niveles son las condiciones familiares, del niño o la niña, generalmente asociadas a carencias económicas”.
Basta un suceso en la familia, como la enfermedad de un padre, la pérdida de trabajo o una separación, para que un menor se vea obligado a dejar la escuela.
Obstáculos
Además de los problemas económicos, intervienen otros factores como bajo rendimiento académico, embarazos adolescentes, desmotivación, falta de apoyo familiar y violencia en el entorno social o en el hogar. En muchos casos, los adolescentes optan por incorporarse al trabajo para apoyar a sus familias.
La decana recordó que la crisis sanitaria por covid-19 agudizó la problemática. La pandemia, dijo, provocó en México y en el mundo un incremento en el abandono escolar.
A esto se sumó que las escuelas no pudieron continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin contacto directo con los docentes ni acceso a tecnología, muchos estudiantes desertaron y no se reinscribieron en el ciclo siguiente.

Casi 60 por ciento de los estudiantes que interrumpieron sus estudios atribuyeron esa decisión al covid. Durante el ciclo 2020–2021, “hubo un poco más de dos millones de niños y adolescentes que no se reinscribieron y también entre las personas más afectadas fueron las niñas y adolescentes”.
Aunque desde entonces ha habido una recuperación paulatina en la mayoría de los niveles educativos, la educación media superior sigue siendo la más rezagada: “Muy probablemente quienes abandonaron en secundaria o a inicios de preparatoria ya no regresaron porque probablemente se incorporaron al trabajo”.
Fenómeno en Jalisco
En Jalisco, la deserción en primaria pasó de 0.5 por ciento en 2022-2023 a 1.2 por ciento en 2023-2024, lo que significa que el número de estudiantes fuera de las aulas prácticamente se duplicó: de 4 mil 576 a más de 10 mil niñas y niños.
La situación en secundaria sigue una trayectoria similar. Aunque entre los ciclos 2017-2018 y 2022-2023 hubo una ligera mejora al pasar de 4.9 a 4.6 por ciento —lo que representó mil 517 estudiantes menos—, el ciclo 2023-2024 revierte ese avance. Las estimaciones marcan un abandono de tres por ciento, equivalente a 12 mil 520 adolescentes, que pese a ser un porcentaje menor que en años previos, refleja que miles de jóvenes interrumpieron sus estudios.
La tendencia, advierten las autoridades, ha sido fluctuante: entre 2017 y 2019 el abandono aumentó, luego descendió hasta 2020-2021, volvió a subir en 2021-2022, bajó en 2022-2023, pero las cifras preliminares de 2023-2024 muestran un nuevo repunte que coloca a Jalisco en alerta.

Perspectiva de género
El abandono escolar también refleja desigualdades de género. García Béjar explicó que “las niñas probablemente serán las más susceptibles a ser elegidas para cuidar a sus hermanos menores cuando hay dificultades familiares”.
Además, factores como el embarazo adolescente o incluso la pobreza menstrual impactan de manera desproporcionada en la permanencia de las mujeres en las aulas.
Propuestas
Para reducir la deserción, la especialista señaló que se requiere una combinación de apoyos económicos, programas escolares y políticas públicas de largo alcance: “Las becas escolares, las escuelas de tiempo completo, el apoyo académico y emocional, la prevención de la violencia, así como la atención psicopedagógica son fundamentales. También es clave que las escuelas hagan un monitoreo constante para detectar a tiempo a los alumnos en riesgo de abandonar sus estudios”.
Finalmente, García Béjar subrayó la importancia de una respuesta integral y sostenida: “La responsabilidad de nuestras autoridades educativas es súper importante. El abandono escolar no es igual en Chiapas que en Jalisco, ni en zonas urbanas que en zonas rurales. Lo más importante es tener consistencia en las estrategias y entender las causas en cada contexto para poder generar soluciones”.
Acompañamiento
El regreso a clases representa un proceso de adaptación emocional, sobre todo cuando se trata del primer día en una nueva escuela, por lo que el acompañamiento en esta etapa es fundamental para el desarrollo de niñas y niños, señala la psicóloga Erika Yadira Macías Mosqueda, responsable del programa de educación emocional y bienestar en el Instituto de Psicología y Educación Especial del CUCS de la Universidad de Guadalajara.
“Después de un periodo vacacional tan largo, que estuvieron muchas semanas conviviendo más con su familia, sí es importante que los papás vayan platicando que van a empezar una nueva etapa, van a un nuevo grupo, probablemente con nuevos amigos, incluso puede ser una nueva escuela y van a ir a aprender cosas nuevas y convivir en un espacio nuevo”, explicó.
La especialista recomienda que los adultos hablen con sus hijos antes del regreso a clases y que la comunicación se enfoque en las emociones, no únicamente en las actividades escolares: “Yo invitaría a preguntar qué fue lo que te gustó, qué fue lo divertido, hubo algo que te interesara… también sobre todo hubo cosas que no te gustaron, que te costó trabajo, ir identificando aquellas cosas que son agradables para los niños y niñas y también aquellas que son desagradables”.

De acuerdo con Macías Mosqueda, el primer día de clases genera una mezcla de sentimientos que pueden ir desde la ansiedad hasta la alegría, el gusto por el reencuentro, la angustia por lo desconocido y la tranquilidad al poder resolverlo.
Este proceso de adaptación, explicó, suele ser breve: “Pensando en el primer mes, cuando es un ambiente saludable y ellos se sienten seguros. Incluso hasta podría ser en el segundo día si hay este clima de respeto, convivencia, pues es un proceso de adaptación más rápido”.
El reto también varía según la edad y nivel educativo
En preescolar, los niños enfrentan la separación de sus cuidadores; en primaria valoran el espacio de juego; y en secundaria, este proceso se combina con la adolescencia, etapa en la que están aprendiendo, conociéndose a sí mismos y buscando ser más independientes.
La psicóloga advirtió que minimizar lo que sienten los menores puede tener consecuencias graves: “A eso le llamamos la invalidación de las emociones, no darle importancia; para el menor que está aprendiendo de esas experiencias puede ser el todo, entonces, claro que va afectando en la autoestima del menor, en su forma de ir resolviendo los conflictos, en la expresión de sus emociones”.
Por ello, recomendó darles un momento de escucha: “Siempre ayuda a darles un momentito, la importancia de platícame cómo te sientes, tú cómo lo vives, para ti qué representa, y no medirlo o no compararlo con lo que hace un adulto”.
Finalmente, Macías Mosqueda resaltó que la escuela también debe ser un espacio de empatía y no de segregación: “Vayamos disminuyendo un poco estas conductas agresivas y el bullying; en lugar de rechazar a aquel que es diferente, verlo como ‘¿de mi compañerito qué puedo aprender?’”.
OV