Este domingo no fue uno más para la Iglesia de León. Con profunda emoción y gratitud, la comunidad católica celebró un acontecimiento de gran significado simbólico, Monseñor Jaime Calderón Calderón, arzobispo de esta Arquidiócesis, recibió el Palio Arzobispal de manos del Papa León XIV, durante la eucaristía solemne celebrada en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
Aunque su ausencia en la tradicional misa dominical en la Catedral de León fue notoria entre los fieles, muchos comprendieron que esta jornada tenía un valor especial, su pastor estaba siendo confirmado oficialmente como cabeza espiritual de la provincia eclesiástica a la que pertenece León.

El palio, una faja de lana blanca con cruces negras, no es un mero ornamento. Su entrega constituye una antigua tradición eclesial que simboliza la comunión del arzobispo con el Papa, así como su responsabilidad de “cuidar, guiar y acompañar a los fieles de su región con cercanía y amor pastoral”.
Monseñor Calderón Calderón asumió el liderazgo de la Arquidiócesis el 19 de agosto de 2024, tras la conclusión del servicio pastoral de Monseñor Alfonso Cortés Contreras. Desde entonces, ha trabajado por acercarse a las comunidades, escucharlas y servirlas con humildad.
Recibir el palio en Roma, junto con otros arzobispos de diversas partes del mundo, es también un recordatorio de que la Iglesia es una sola familia, y de que el ministerio pastoral se ejerce en comunión con todos los que caminan en la fe.
Este gesto del Papa no es solo un reconocimiento, sino también un envío, el llamado a salir al encuentro del pueblo de Dios con entrega, valentía y ternura. Para la Iglesia de León, hoy no se celebra únicamente un rito, sino un compromiso renovado, el de caminar unidos, con la mirada puesta en el Evangelio y el corazón abierto a todos.