Ya no es solo Estados Unidos, Europa o Centro-Sudamérica. En los últimos años, la red de conexiones entre los cárteles de drogas mexicanos y actores de Asía se ha hecho más evidente; un nexo que va mucho más allá del tráfico de narcóticos.
Lo que comenzó como una relación funcional basada en el intercambio de precursores químicos para la producción de drogas sintéticas hoy se ha transformado en una asociación más amplia: rutas compartidas, lavado de dinero, tráfico de especies y una presencia operativa que se extiende por el gigante asiático.
En entregas anteriores, Notivox explicó cómo organizaciones como el Cártel de Sinaloa o el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) han logrado expandir su control hacia decenas de países de América y Europa. Pero, ¿qué hay de Asía? Aquí te explicamos.

El momento en que Asía se convirtió en un actor clave para el narco mexicano
Durante décadas, la geografía del narcotráfico latinoamericano estuvo delimitada por coordenadas regionales: cocaína del Cono Sur y mariguana y heroína en el vecino sur del país de las barras y estrellas.
Pero, en algún punto de las últimas dos décadas, esas rutas tradicionales se intersectaron con un nuevo eje: Asia. Una región lejana en kilómetros, pero cada vez más cercana en intereses y oportunidades.
A comienzos de los años 2000, los cárteles mexicanos comenzaron a diversificar sus operaciones ante el endurecimiento de políticas antidrogas y la fragmentación del mercado de la cocaína. Fue entonces cuando Asia empezó a aparecer en los mapas del narco.
De acuerdo con Vanda Felbab-Brown, experta en la incursión de los cárteles de drogas mexicanos en el mapa internacional, el Cártel de Sinaloa fue la primera organización criminal que, bajo el liderazgo de Joaquín 'El Chapo' Guzmán, buscó desarrollar redes de importación y exportación en la región Asía-Pacífico.

Un reporte compartido a través del Instituto Brookings refiere que, a inicios de los 2000, el Cártel de Sinaloa buscaba el aseguramiento del suministro de precursores para la fabricación de metanfetamina, por lo que comenzó a colaborar con tríadas chinas basadas en Hong Kong, China.
Estas organizaciones, con décadas de experiencia en actividades como el contrabando, el juego ilegal y el lavado de dinero, se convirtieron en un socio funcional para el narcotráfico mexicano.
Poco después, el modelo se replicó. A medida que el Cártel de Sinaloa consolidaba sus vínculos con intermediarios en China, otras organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) comenzaron a tejer sus propias alianzas en la región.
Entonces, India emergió rápidamente como un segundo eje estratégico: con una industria farmacéutica de bajo costo y una regulación ambigua, se convirtió en fuente alternativa de químicos y sustancias controladas.

El papel del fentanilo en la red del narco mexicano y Asía
En la historia reciente del narcotráfico, pocas sustancias han cambiado tanto el juego como el fentanilo.
Descrito por las autoridades como un opioide sintético hasta 50 veces más potente que la heroína, el fentanilo no solo transformó los patrones de consumo de drogas en Estados Unidos, sino que también rediseñó las rutas, las alianzas y el modelo de negocio de los cárteles mexicanos.
A diferencia de la cocaína o la heroína, que requieren extensos procesos de cultivo, cosecha y procesamiento, el fentanilo se produce en laboratorios clandestinos con una base fundamental: precursores químicos. Y esos químicos, en su gran mayoría, provienen de China e India.

El Cártel de Sinaloa y el CJNG, los dos grupos criminales más poderosos de México, entendieron rápidamente el potencial de esta droga.
Barata de producir, fácil de transportar en pequeñas cantidades y con una demanda creciente en el mercado estadunidense, el fentanilo se convirtió en una mina de oro.
Para mantener la producción constante, los cárteles establecieron canales directos de abastecimiento con fábricas asiáticas —principalmente en China— que venden los precursores a través de empresas fachada, intermediarios o incluso plataformas en línea.
India, por su parte, emergió como una alternativa viable cuando China enfrentó presiones diplomáticas para restringir la venta de ciertos químicos.
Durante los últimos años, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha identificado a personajes clave en la producción de precursores químicos.

Uno de los casos más notorios es el de Zhi Dong Zhang, alias 'El Brother Wang', un operador chino clave tanto para el Cártel de Sinaloa como para el cártel de las cuatro letras.
Acorde con la Administración de Control de Drogas (DEA), Zhang operaba como un broker transnacional, encargándose de asegurar el envío de precursores químicos desde Asia hacia laboratorios en México.
Pese a alianza, cárteles mexicanos no tienen presencia en China
La investigadora Vanda Felbab-Brown destaca que la presencia física de los cárteles mexicanos en Asía es mínima. Por el contrario, advierte que la presencia de redes criminales chinas en México es cada vez más grande.
Esto significa que, aunque los cárteles mexicanos dependen en gran medida de los proveedores chinos para sostener su negocio de drogas sintéticas, no han logrado —ni tampoco necesitan— establecer una presencia directa o territorial en Asia.
Al respecto, es importante mencionar que, más allá de sus negocios respecto a los precursores químicos, lo grupos criminales de México también requieren de otros servicios en Asia, y viceversa.

Por ejemplo, los comerciantes y empresas chinas también ofrecen servicios de blanqueo de dinero, mientras que China se beneficia del tráfico de vida silvestre.
En su Evaluación Nacional de la Amenaza de Drogas 2024, la DEA señala que miembros del Cártel de Sinaloa conspiran con grupos del crimen organizado chino en Sonora para traficar totoaba.
La totoaba es un pez endémico del Alto Golfo de California, cuya vejiga natatoria es altamente demandada en el mercado negro asiático, toda vez que se le atribuyen propiedades medicinales y afrodisíacas.
En la próxima entrega, MILENIO explicará cuáles son los principales aliados del narco mexicano en el extranjero.
RMV.