La configuración identitaria de la Región Lagunera involucra múltiples factores, uno de ellos tiene que ver con la tenacidad de la población para superar grandes obstáculos, que se refleja en dos lemas de importancia cultural y económica:
“Vencimos al desierto” y “Torreón, la ciudad de los grandes esfuerzos.
Esto tiene coherencia histórica y social si presentamos el desarrollo de la región a partir de: la adaptación de los conquistadores a la condiciones geográficas y ambientales; los prolongados enfrentamientos con los nativos; la Revolución de 1910 y el Reparto Agrario; la caída del algodón a mitad del siglo XX y la reconversión productiva en los 70’s; la consolidación del complejo lechero que aún subsiste; el surgimiento, mantenimiento y desarrollo de empresas regionales en contextos de crisis económicas durante este siglo.
El “esfuerzo” ha fincado el desarrollo económico y social de la zona.
Sin embargo, es necesaria una mirada crítica sobre este discurso, ¿qué deja fuera este relato e identidad? ¿a costa de qué o quién?, consideremos lo siguiente: miles de nativos asesinados; miles de personas luchando y muriendo en el proceso revolucionario; individuos sin tierra, casa, ni empleo que protestan durante los 60’s y 70’s; múltiples inconformidades por la reforma al artículo 27 en 1992 y el TLCAN 1994; protestas por las consecuencias socioambientales (agua y aire) desde los 90’s; miles de personas asesinadas y desaparecidas en lo que va de este siglo y madres que buscan a sus hijos e hijas; marchas multitudinarias de mujeres que exigen un alto a la violencia que sufren; etc.
Ahora les invito a montar los acontecimientos que configuran la idea del esfuerzo en los hechos de violencia, desigualdad y protesta, veámoslos a trasluz:
¿Qué observamos?, es posible que el esfuerzo como factor identitario ya no aparezca con nitidez, y lo que se dilucide sea una identidad antagónica, una lucha constante contra las opresiones de clase, raza y género. ¿Qué ven ustedes?
