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Junio: de la ausencia en la Cumbre a la presencia en el Campo Militar

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MOISÉS BUTZE

Los hechos nos muestran que en los planos nacional e internacional, la figura de AMLO se ha fortalecido pese a los

reveses en el plan de seguridad; si bien exiten motivos para pensar que está rindiendo frutos, lo hace de manera lenta

Junio: de la ausencia en la Cumbre a la presencia en el Campo Militar 

Junio comenzó con una Cumbre de las Américas marcada por ausencias. Por un lado, las de los países no invitados por ser considerados dictaduras —Venezuela, Nicaragua y Cuba—; por otro, las de los mandatarios que declinaron asistir o enviaron a alguien en su lugar a modo de protesta por la selectividad de la convocatoria. En el segundo grupo la figura más prominente es Andrés Manuel López Obrador, a quien se adhirieron Xiomara Castro, de Honduras, y Luis Arce, de Bolivia. Aunque México estuvo representado por su canciller, su presencia no fue aquiescente y, por el contrario, aprovechó para dejar claro el rechazo del gobierno mexicano al bloqueo económico contra Cuba.

Un día antes de que se inaugurara la Cumbre de las Américas, en México se celebraron elecciones en seis estados. En dos de ellos —Oaxaca e Hidalgo— históricamente ganaba el PRI, en otros dos —Aguascalientes y Tamaulipas— la última elección la había ganado el PAN, y en los dos restantes —Quintana Roo y Durango— también había ganado el PAN en 2016, aunque en alianza con el PRD. El resultado de ese domingo fue que Morena ganó cuatro de los estados y la alianza opositora conservó únicamente Durango y Aguascalientes. La narrativa con la que los líderes de la alianza presentaron sus derrotas como victorias fue que, según ellos, Morena en realidad perdió porque había anunciado que ganaría seis gubernaturas y en cambio solo ganó cuatro. Prefirieron dormir la siesta con ese arrullo antes que tratar de entender cómo es que Morena, en apenas cinco años de participar en elecciones estatales, ha ganado, sin contar alianzas, veinte gubernaturas.

Una semana después de esa elección, Morena celebró una asamblea multitudinaria en Toluca que marcaría el inicio de la carrera por la candidatura a la presidencia. A partir de ese domingo los contendientes tratan de ganarse a la gente mostrando sus atributos de personas comunes y cercanas al pueblo. Es inevitable pensar que a cualquiera le será difícil acercarse siquiera al precedente de campaña que dejó López Obrador hace cuatro años. Tienen en contra dos factores principales: primero, el tiempo —previo a la elección con la que finalmente llegó a la presidencia, AMLO recorrió todos y cada uno de los 2,471 municipios del país, una hazaña impensable para quienes ahora ostentan cargos en el gabinete o en gobiernos estatales—; y segundo, la autenticidad. La cercanía de López Obrador con la gente no es impostada. Su campaña de 2018 estuvo marcada por el apoyo popular espontáneo, que de voz en voz y con ayuda de las redes sociales logró contrarrestar las campañas sucias difundidas por los grandes medios de comunicación. La autenticidad, por definición, no se diseña en despachos de mercadotecnia ni en consultorías, y ojalá que eso lo consideren los contendientes: la campaña orgánica de su predecesor solo puede lograrse si no pretenden ser otra cosa que no sean ya desde ahora.

Llegamos así a mediados del mes, cuando los partidos de oposición PAN, PRI y PRD declararon una “moratoria constitucional”. Después de rechazar la Reforma Constitucional en materia eléctrica, la oposición se dio cuenta de su capacidad de veto, así que decidieron sacarle provecho de aquí al resto del sexenio. De antemano, se declaran rechazadas las iniciativas de reforma constitucional que proponga Morena o el Presidente.

A la iniciativa de reforma política presentada en abril, además, se suma el vacío que la ha hecho salir de la agenda mediática. Atrás quedaron ya las discusiones sobre representatividad y sobre la regulación de los órganos electorales. La reforma eléctrica se perdió en la Cámara pero se ganó en la opinión pública, con foros informativos, difusión masiva y parlamento abierto. En cambio, este mismo empeño de divulgación no se ha puesto en la reforma política y muy probablemente tampoco será parte de la reforma sobre la Guardia Nacional.

A pesar de que no lo quieran reconocer sus detractores, los hechos en este mes nos muestran que tanto en el ámbito nacional como en el internacional, la figura de López Obrador se ha fortalecido, y más aún con el triunfo de Gustavo Petro en Colombia. La propuesta que presentó AMLO a la CELAC en 2021 para conformar una comunidad económica continental se contempla como una posibilidad cada vez menos remota a medida que la izquierda latinoamericana va sumando presidencias.

En materia de seguridad ha habido reveses. Los crímenes atroces contra dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en Cerocahui, Chihuahua, el asesinato de la abogada Cecilia Monzón en Puebla y la amenaza de incremento en la violencia en la sierra Mixe son solo algunos casos emblemáticos enraizados en causas muy diversas pero que sirven de base para pensar que la estrategia de seguridad de este gobierno, si está rindiendo frutos, lo hace de manera pasmosamente lenta.

Por último, hay un aspecto del que se habla poco, pero que merece atención: la voluntad de resarcir agravios históricos del Estado mexicano contra luchadores sociales y pueblos indígenas. En esa voluntad se enmarcan los planes de justicia diseñados por el gobierno federal que buscan restituir el territorio de pueblos yaquis, seris y wixárika, así como la apertura de los archivos y de las instalaciones militares a la Comisión de la Verdad para esclarecer los hechos ocurridos entre 1965 y 1990, cuya ceremonia de inicio de actividades tuvo lugar este 22 de junio. Habrá más que decir al respecto, pero por lo pronto, tanto a simpatizantes como a detractores del obradorismo nos conviene no soslayar estas acciones de esclarecimiento y reparación que, aunque no sean las favoritas en la agenda de los grandes medios, explican en parte por qué, en cuatro años de gobierno y con una campaña permanente de desprestigio en contra, la aprobación y legitimidad de López Obrador pueden alcanzar para garantizar la continuidad de su proyecto incluso después de que termine su sexenio. 


Violeta Vázquez-Rojas

@violetavr



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Violeta Vázquez-Rojas
  • Violeta Vázquez-Rojas
  • Lingüista egresada de la ENAH, con doctorado por la Universidad de Nueva York. Profesora-Investigadora, columnista y analista, con interés en las lenguas de México, las ideologías, los discursos y la política.
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