Resulta difícil de comprender, pero no solo en México se dan los finales fáciles de pronosticar cuando se trata de juicios contra ex funcionarios públicos.
Si bien en nuestra historia abundan procesos legales que desde que te enteras que se abren, sabes cómo cerrarán, en nuestro vecino del norte no debe sorprendernos.
El sábado terminó por declararse inocente a Donald Trump de presuntamente “incitar a la insurrección”, a poco más de un mes del lamentable episodio en el Capitolio, que costó la vida de cinco personas, y la inestabilidad del país.
Justo o no, lo cierto es que ahora, una vez cerrada esa página, viene el verdadero reto para Joe Biden. Aunque para México va de nuevo la misma historia, saber si este mandatario vecino será tomado como “bueno o malo”, y según parece solo depende del estilo.
Como ejemplo de lo dicho, está la reveladora nota publicada por Cecilia Ríos aquí en Notivox que dice: “De acuerdo con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en enero se detuvo a un total de 78 mil 323 migrantes.
“Esta cifra representa un aumento del 114 por ciento, en comparación con las detenciones registradas en enero de 2020, donde 36 mil 585 personas que intentaban cumplir el sueño americano fueron interceptadas por la patrulla fronteriza”.
Nos remite a un refrán que aplica para Joe Biden: “Se atrapan más moscas con miel, que con hiel”.
Con su actitud sonriente y discurso suave, calladito calladito, pero ya lleva su buena cifra de deportados y no ha cumplido ni el mes.
Así, Donald Trump toma no solo un tanque de oxígeno (tan escaso en estos tiempos), sino helio para elevarse como globo aerostático y cumplir sus pretensiones de reelección, con el partido republicano o sin él.
Sí, sí es cierto; al menos Biden no separó familias o metió niños en jaulas… hasta ahora.
Pero sería bueno aprender a no esperar gran cosa de quien gobierna allá, porque el estilo tal vez sea la única diferencia.
Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, decían nuestros antepasados.