Cualquiera pensaría que el hecho del que vamos a hablar en este artículo ocurrió en un municipio metropolitano al que le faltan recursos, ideas o experiencia para atender problemáticas sociales propias de nuestros tiempos. Pero no es así. El relato denunciado a través de un video se dio en el que es el municipio modelo de México en muchos rubros: San Pedro Garza García.
La noche del jueves 2 de enero, en un antro abierto hace poco tiempo, ocurrió un hecho denunciado en redes sociales por una mujer de 39 años, quien desde hace tiempo vive en Madrid y decidió pasar las fiestas en su tierra natal.
Relata el video que tan pronto llegaron, ella y sus amigas fueron acosadas por un desconocido.
De acuerdo con el testimonio, el hombre, ya no un jovencito, se paró frente a ella y sus amigas y con suma facilidad se tocó sus genitales y se burló impunemente.
Fue más allá, y al instante hizo tocamientos a las integrantes de la mesa, pese a darse cuenta que fue identificado y hasta grabado con un celular.
Ante el reclamo de las afectadas, se retiró, pero minutos después volvió a pararse frente a ellas con las mismas intenciones. Aunque lo reportaron ante los encargados del negocio, ellos simplemente no tomaron acción alguna.
Por eso la mujer acudió a denunciar ante las autoridades buscando que no quede solo como un video de redes sociales.
En Nuevo León existe el Instituto Estatal de las Mujeres y debería tener módulos e inspectores en esas zonas de diversión.
El negocio ni siquiera supo cómo actuar, sus empleados carecen de un protocolo.
Bien por la mujer al denunciarlo no solo en redes, el primer paso es visibilizar.
En cuanto al municipio de San Pedro, debe prepararse mejor para ello, tiene que actualizar sus reglamentos, y sobre todo a su personal, para atender estas realidades que se dan en su amplia gama de oferta de antros que cada noche lucen abarrotados de personas que habitan o acuden a divertirse con la confianza en que todo estará bien.
Hoy San Pedro es gobernado por un alcalde de suma experiencia.
Mauricio domina otros temas, pero a su alrededor tiene gente con ideas que podrían y deberían poner atención a estas problemáticas, a estos nuevos retos de las autoridades de proximidad.
Es su deber, es su responsabilidad, y de no hacerlo, serán pocas las mujeres que decidan dar el paso al frente, vencer al miedo y a sus agresores.