No es difícil encontrar los temas que preocuparon más al ciudadano en este año que termina.
Ya hemos hablado del agua, la calidad del aire, la movilidad. Todos los anteriores son propios de una ciudad metropolitana como la nuestra. Pero pocos tan delicados y añejos como el de la inseguridad.
Lo pueden negar, lo pueden justificar como quieran o intentar matizar, pero nuestra ciudad muestra rasgos de un evidente fracaso.
En este 2023, al menos 21 menores, entre niños y adolescentes, se convirtieron en víctimas colaterales de la violencia en Nuevo León. Nueve de ellos en medio de balaceras.
Los casos fueron terribles, como el del 23 de octubre, cuando un hombre sufrió un ataque en el que una bebé de 10 meses murió alcanzada por las balas en la colonia Los Encinos, en Apodaca.
Después, el del 14 de noviembre, un niño de ocho años y su papá fueron asesinados, y su madre herida en el fraccionamiento Las Águilas, en Guadalupe.
El 11 de diciembre, el más reciente, una niña de ocho años falleció y su padre fue herido en la balacera del Panteón Municipal de San Pedro.
Aunque se generalizó la violencia, un lugar llamado Valle de las Salinas, al norte del Área Metropolitana, es muestra clara de la indefensión.
Este año, cinco de los municipios que lo conforman, Pesquería, Ciénega de Flores, El Carmen, Salinas Victoria y Zuazua, fueron escenario de las ejecuciones, que han alcanzado incluso a las corporaciones policiacas.
Otro de los rasgos característicos de este Nuevo León violento es el que victimiza a las mujeres.
En 2023, el número de feminicidios ha experimentado un alza preocupante.
Si tomamos tan solo los primeros diez meses, contamos 59 feminicidios, de acuerdo con las estadísticas más recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Lo peor es que solo uno de cada cuatro feminicidios ha tenido una sentencia condenatoria, el resto sigue impune.
Historias como la de Bionce Amaya Cortez nos recuerdan esta realidad; aquella joven de origen estadunidense y desaparecida en Nuevo León el 9 de abril fue localizada sin vida en General Bravo.
El tema es incómodo para las autoridades, lo atribuyen a los demás niveles, evaden dar promesas, inclinan el discurso hacia los rubros que han mejorado, porque los hay, pero le sacan la vuelta a los duros.
Sea cual sea la razón o si el problema es multifactorial, lo que urge son soluciones para 2024. Seguiremos en espera de otra realidad, a ver para cuándo.