Comunidad

Gracias

Ser papá no viene con manual. No hay instructivo que nos prepare para cada reto desde el momento en que los hijos llegan al mundo. Lo increíble es que, con el paso del tiempo, la paternidad se va llenando de momentos que nos transforman: satisfacciones profundas, tropiezos inevitables, amarguras que duelen… y logros que nos dan sentido. Todo eso termina por escribir una historia de vida que es única, real y profundamente nuestra.

El reto no es menor: al principio, uno es el guardián que cuida cada detalle. Que corre detrás del pequeño que empieza a caminar, que improvisa canciones de cuna, que convierte cualquier susto en consuelo y cualquier noche en vigilia.

Después viene la etapa de las preguntas, los porqués infinitos, las tareas compartidas, las visitas al doctor, las mañanas de prisa y las noches de cuentos. Uno empieza a entender que ser papá no es solo estar, es sostener sin que se note el esfuerzo.

Y llega la adolescencia, ese territorio desconocido donde todo cambia. Ya no basta con saber dónde está, ahora hay que aprender a saber cómo se siente. Lo que antes se resolvía con una caricia, ahora requiere paciencia, silencio, y a veces, solo presencia.

Ahí es cuando los padres entienden que el amor también es distancia, que cuidar no siempre es corregir, y que a veces el mejor gesto es no soltar, pero tampoco apretar.

Con el tiempo, ese hijo —ese que un día dependía de ti para todo— se vuelve alguien que camina solo. Y como padre, toca aprender a acompañar sin invadir, a confiar sin controlar, a estar disponible aunque no siempre se nos llame.

Y sin importar la edad, sin importar el rumbo que tome, hay una certeza que no cambia: ese amor no se desgasta, solo se transforma. El corazón de un padre aprende a latir en la ausencia, a hablar sin palabras, a esperar sin condiciones. Porque ser papá no es solo un rol… es una forma de amar para siempre.

Y así pasan los años, en un ir y venir intenso de acuerdos y desacuerdos, pero siempre con algo claro: lo más importante en la vida de un padre, siempre serán sus hijos.

No queda más que seguir construyendo ese complejo rompecabezas hecho de amor, cariño, tristezas, alegrías y esperanza.

Pieza a pieza, paso a paso, vamos forjando juntos algo que no tiene nombre exacto… pero que, al final del día, parece llamarse vida.

Dedicada con todo mi amor a Víctor Alejandro.


Google news logo
Síguenos en
Víctor Hugo Martínez
  • Víctor Hugo Martínez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.