“Pan y circo” es una frase que ha perdurado en la historia política como una estrategia de distracción. Hoy, en México, parece más vigente que nunca. Mientras la inseguridad sigue escalando, la relación con Estados Unidos se tensa por las acciones de Donald Trump, y problemas como el desempleo, la falta de presupuesto para obras públicas y la crisis en servicios básicos se agravan, los gobiernos se enfocan en distraer a la ciudadanía a través de espectáculos masivos y estrategias populistas.
Conciertos, carnavales y eventos deportivos se convierten en el centro de atención, mientras la verdadera crisis, aquella que afecta la vida cotidiana de millones de mexicanos, queda relegada.
Además, temas como las posibles irregularidades y errores en los listados de candidatos a cargos del Poder Judicial, así como el circo mediático que envuelve a figuras políticas como el exgobernador Cabeza de Vaca, tras la cancelación de la ficha roja de la Interpol en su contra, desatan titulares que, por momentos, desvían la mirada del pueblo de lo verdaderamente urgente.
A lo anterior se le agrega la inexistencia de una oposición seria e integrada, que pueda hacer frente al gobierno y al partido oficialista y sus otros satélites, lo cual, a todas luces, ni el PAN ni el PRI cumplen como una opción.
La autoridad, en su afán de mantener el poder, juega sus cartas según sus propios intereses, ofreciendo un "pan" simbólico, pero vacío de soluciones reales. La ciudadanía, por su parte, responde con una actitud diversa. Muchos, resignados, se conforman con lo que se les da; otros, quizás más conscientes, exigen cambios significativos.
La pregunta clave, entonces, es: ¿qué papel debe jugar la sociedad en este escenario? ¿Cómo podemos exigir más que simples distracciones? La responsabilidad no recae únicamente en las administraciones que, por conveniencia, eligen el camino fácil, sino también en nosotros, los ciudadanos.
Necesitamos ser más exigentes, cuestionar lo que nos venden como "pan" y exigir soluciones reales ante la inseguridad, el desempleo y los problemas de fondo que nos afectan a todos.
Es momento de despertar de la distracción y reclamar lo que realmente necesitamos. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de ser una masa conformista, fácilmente manipulable por el "circo" que se nos ofrece.
