El Cronista de Altamira, Dr. Francisco Castellanos, me ha proporcionado amablemente los datos de la fundación de esa importante ciudad, en vísperas de cumplir 271 años de su inicio, para que conozcamos la historia de esa población vecina que, junto con Cd. Madero, forma parte de nuestra conurbación.
Una de las primeras poblaciones fundadas por el Coronel D. José de Escandón en la Colonia del Nuevo Santander, hoy Tamaulipas, fue la villa de Altamira, nombrada así en memoria del marqués de Altamira, España, don Juan Rodríguez de Albuerne, quien apoyó financieramente la colonización en nuestro Estado. Su fundación data del 2 de mayo de 1749 con 305 pobladores entre familias, milicia y religiosos, en la margen norte de la laguna de Champayán, al sur de la nueva colonia. Esta población, como muchas otras, cambió de nombre a raíz de nuestra independencia de España, nombrándola Villerías, en memoria del insurgente fray Juan de Villerías, quien falleció en las luchas patrióticas, pero todo mundo siguió utilizando el nombre primitivo de Altamira. Allí se construyó una bella iglesia, que aún se conserva, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Caldas, por una virgen venerada en España. Debemos recordar que el coronel Escandón era originario de Santander, por lo que la mayoría de sus fundaciones llevan nombres de esa región. Su territorio actual es de 1660 km cuadrados que abarcan costa marítima, ríos, esteros y lagunas.
Altamira ha sido llamada “fundadora de pueblos”. Recordemos que, con la autorización del jefe del Ejército Mexicano, don Antonio López de Santa Anna, varias familias altamirenses se trasladaron a la ribera norte del río Tamesí fundando el Tampico de las Tamaulipas en abril de 1823, con puerto y aduana. Asimismo, en 1924, Altamira cedió 42 hectáreas por el rumbo de la costa, para erigir como municipio libre al poblado de Doña Cecilia, hoy Cd. Madero.
Su población participó valientemente en las luchas por nuestra independencia, en el intento de reconquista española en 1829, en la invasión francesa de 1861 y en la Revolución Mexicana de 1910, y aunque permaneció callada durante largo tiempo, dedicada a la pesca, la agricultura y la ganadería, así como a la extracción de sal de mar, ha resurgido como un puerto de altura sumamente importante dedicado a la industria y comercio, con grandes fábricas y afamadas escuelas y universidades, que han favorecido su arte, tradiciones y gastronomía, así como un importante desarrollo turístico. Su población ha albergado a muchos hombres y mujeres ilustres, destacados políticos, educadores, artistas, deportistas y ciudadanos comprometidos con su patria chica. Felicidades y adelante, hermosa Altamira.