Política

Historia de Rappi, un pollo y una tal Maggui

Esta historia me sucedió hace poco: a los cinco minutos de haber salido de mi casa, me topé con un conductor de moto de los que abundan por la ciudad. Lo vi venir hacia mí y en un segundo todo pasó: se estrelló de frente a mi auto y cayó al piso. Todo fue muy rápido. Yo, asustada, bajé a ver qué le había sucedido, pero él solo se levantó, se sacudió, tomó su moto y emprendió la huida. En su fuga dejó tirada su entrega: un pollo frito y una nota a nombre de Maggui.

Como no tenía a quién reclamar, mi única pista era el pollo abandonado y la nota de la entrega, así que como incipiente detective, me propuse ubicar al culpable. Mi primer paso fue entrar a la página de Rappi: ahí se mencionan todas las bondades de pertenecer a la empresa: “Yo decido cuánto ganarme dependiendo de las horas que quiero”, puedes seguir estudiando, ser autónomo, mantener a tu familia o “alcanzar tus metas y tu calidad de vida”. En esa misma página reporté el incidente sin obtener ninguna respuesta.

Con la esperanza de dar con el conductor, pregunté a los vecinos que tenían cámaras con la idea de ubicar las placas de la moto, pero fue inútil. También acudí al comercio de donde salió el pollo, pero la gerente solo me dio un número telefónico al que es imposible comunicarse.

Como si fuera policía, interrogué a cada motociclista que veía en mi colonia: ¿Cómo poder localizar a un repartidor? Pero las respuestas fueron desalentadoras: cuentas falsas, motos alquiladas, placas sobrepuestas, entre otras irregularidades.

Pensé que anunciando lo que me había pasado en los grupos de vecinos, a lo mejor Maggui leía mi nota y se reportaba por su pollo, así que hice un pequeño relato y lo publiqué. Recibí todo tipo de comentarios: desde mensajes de personas a las que les había pasado lo mismo, hasta reclamos por no haber ayudado al muchacho. Me sugerían denunciar, pero, ¿a quién?, ¿a Rappi o a un joven del cual no tenía ningún dato?

En la página de la empresa se indica que las personas que reparten tienen un seguro durante todo el trayecto, si es así, ¿por qué huyó el chico que dañó mi auto?, ¿era una cuenta falsa, un migrante sin documentos para trabajar o una persona con antecedentes que no quería problemas con la autoridad? O, simplemente, ¿no quería perder tiempo con arreglos y seguros?

Es alarmante leer todos los días la cantidad de accidentes que suceden con personas que conducen motos y ante la proliferación de este tipo de empleo, seguramente hay muchos casos como el mío. En el remoto caso que hubiera dado con el conductor, lo más probable es que no hubiera logrado nada.

Es el nuevo tipo de empleo en la era de las redes sociales: la despersonalización y desprotección absoluta, tanto de empleados como de personas que circulan. La legislación resulta obsoleta con respecto a estas circunstancias que se recrudecieron después de la pandemia. Recientemente hubo modificaciones a la ley con el objetivo de tener un padrón de todas las personas que conducen motos, pero esto va a requerir tiempo y el esfuerzo de varias autoridades.

Y si Maggui lee esta nota, sepa que su pollo no llegó porque el motociclista de Rappi lo dejó tirado y mis amables vecinas que me apoyaron el día del accidente se quedaron con él. 

Socorro Arzaluz Solano

El Colegio de la Frontera Norte Unidad Monterrey


Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. Y no representa un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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