A propósito del artículo publicado en este diario, de la embajadora de Ucrania en México, Oksana Dramaretska, que vale la pena cada palabra que expresa sobre la lucha de su país y lo que nos une a México, quiero recomendar el libro del escritor colombiano Héctor Abad: Ahora y en la hora. Para estos días de verano, éste es un texto imperdible, que nos hace reflexionar y confirmar la cruda y fuerte realidad de las guerras actuales. Las guerras del siglo XXI, que más que por territorio, son por el deseo de dominar y eliminar la libertad de pueblos, y que están dejando muerte y sufrimiento.
México no es ajeno a este sufrimiento. Hemos vivido en épocas recientes, sino es que las estamos reviviendo, una guerra constante que atenta contra nuestra seguridad, estado de derecho y que ha dejado a miles de muertos. Una guerra no declarada abiertamente por un enemigo, como el caso de Ucrania, pero que igual nos ha quitado la paz. Por esta razón, al leer el libro, podemos familiarizarnos con ese miedo, dolor y solidarizarnos.
Ucrania no ha dejado de luchar por su libertad y autodeterminación como nación, que culminó con el triunfo de su independencia en agosto de 1991, con el apoyo del 90 por ciento de su población a través de un referéndum. De ahí se establecieron como un Estado independiente y democrático, que a partir de la invasión de Rusia en febrero del 2022 se ha visto amenazado nuevamente.
Héctor Abad narra cómo fue invitado en el 2023 a este país a presentar su famoso libro El olvido que seremos y decidió extender su estadía para visitar, medio forzado o animado por la valentía de sus anfitriones y otros activistas, la zona de Donetsk, a 20 kilómetros del frente de guerra. Esa misma noche cenando en una pizzería fueron atacados por un misil. Minutos antes Abad cambió de silla por un problema auditivo, lo que le salvó la vida, y la escritora Victoria Amélina, quien tomó su lugar, falleció.
Aparte del drama vivido, la denuncia visible a Putin y su experiencia contada a corazón abierto con la maestría que maneja, el libro nos invita, en palabras de Abad, a imaginarnos el espanto que es la guerra, para con esto evitar o hacer hasta lo imposible por evitarlas.
