Muchos famosos como Elton John, Moby, Jim Carrey y el director Adam McKay han dejado Twitter desde que lo compró y comenzó a jugar con él Elon Musk, y en muchos de esos casos puedo entender por qué.
Todo ha sido una locura de extrañas decisiones; sin embargo, ocurrieron dos cosas la semana pasada que fueron bastante graves. La primera, la suspensión de cuentas de varios periodistas quienes reportaban, incluyendo las ligas correspondientes de a la nota, sobre la suspensión de quien ofrecía la localización en tiempo real del jet de Musk. La otra fue el bajar, bajo amenaza de suspensión, los tuits con ligas a otras redes sociales. Ni para decir adiós nos vemos en …
Aunado a la amnistía a miles de cuentas que habían sido suspendidas por promoción de odio, agresiones y desinformación con propósito podemos decir que esto es un mierdero. Pero es, ¿o era?, nuestro mierdero, y el hecho de que el mismo Elon hiciera una consulta popular a modo de encuesta sobre si debía seguir manejando la compañía dice mucho. Dice aún más que lo perdió con un 57% a favor de que se retire como CEO, y en seguida salieron otros datos, acusando a bots, de afectar la encuesta. Al escribir esto aún no se retira Musk, y como aquí no hay organismos electorales que operen, pues podrá hacer lo que se le dé la gana con su empresa. Nosotros decidimos si nos quedamos, aunque en ciertas profesiones es importante tener redes para difundir el trabajo, no es por ego ni por convivir. Todo esto me recuerda a más de un político, con la sutil diferencia de que la democracia no aplica de la misma forma para el negocio que para los países.
@susana.moscal