Platicando con un experto a nivel mundial de finanzas, me explicó por qué tantas compañías de entretenimiento y tecnología estaban pasando momentos tan complicados en términos financieros y por qué no estaba ni remotamente preocupado por ellos.
Es que es muy interesante, porque mientras en las redes sociales las personas y los bots parecen estar en plena guerra mundial sobre temas como que si Lightyear sexualiza o si personajes que eran hombres caucásicos ahora son guerreras afrodescendientes, la verdad es que hay un origen más allá de por qué el entretenimiento está manifestándose de la manera que lo hace. Y no es lo que muchos creen.
Hay quien habla de agenda de género. Hay quien se preocupa por la agenda extrañamente llamada woke como insulto (los orígenes de los nombres ya nada tienen que el uso de los conceptos). Mientras que sí hay convicciones privadas de muchos empresarios del entretenimiento que han marcado agenda por años (pregúntenle al Osito Bimbo: ¿se acuerdan cuando aún lo dejaban anunciar pan?); el hecho es que no importa si Lightyear no fue un éxito en taquilla, eso no va a quebrar a Disney. La compañía de Mickey Mouse está corriendo una carrera de larga distancia, no un sprint, y mientras los mercados del mundo se recuperan de la crisis económica que vivimos, se está marcando una pauta para lo que en el futuro no será siquiera controvertido.
En la moral y en los negocios nunca existen los absolutos. Pero sí existen tiempos turbulentos que solo los fuertes y quienes tienen visión sobreviven. Sé que casos como el de Disney o Netflix ahora parecen una tormenta, pero no estamos viendo el vaso de agua en el que esta ocurre, en el que todos creemos estarnos ahogando. Y como dice El arte de la guerra: la agenda detrás de la agenda es “sobrevivir para luchar otro día”.
@susana.moscatel