¿Están listos? Viene Superman en los próximos días y, así como los ochenteros no queremos que nadie nos toque las memorias de Christopher Reeve, hay una generación entera que solo vive con el recuerdo de la serie Smallville, y muchos otros aseguran que no hay nadie más adecuado que el actor Henry Cavill para tenerlos en paz en el rol del superhéroe. Entiendo. Cuando uno es fan, es fan.
También son tiempos de intensidad para aquellos enamorados de una historia, un personaje, un musical, una banda de rock o la bonita vecindad.
Estos son tiempos en los que muchos se enojan por finales distintos (Mentiras) y en los que otros están cruzando los dedos para que sus músicos favoritos no se vuelvan a pelear antes de llegar a México (Oasis).
Otros más creen que tienen la responsabilidad personal de castigar a los “villanos” de la historia real detrás de sus recuerdos (Chespirito. Sin querer queriendo) y muchos más que solo están esperando a ver qué hace ahora Disney con la propiedad intelectual de la que se han ido adueñando en las últimas décadas, para enojarse o celebrar (los menos), respecto al resultado y lo cercano o alejado que las nuevas adaptaciones estén de sus recuerdos.
Sin embargo, me da gusto que haya fans para todo. Con pasiones que vienen envueltas en emociones creativas y momentums de vida.
Al final, lo importante, supongo, no es si nos gustan los nuevos finales o si preferimos quedarnos con las versiones originales.
Siento que lo realmente trascendente es que sigamos teniendo temas en común que nos permitan hacer comunidad.
Todo esto, siempre y cuando no dejemos que nuestra intensidad arruine la experiencia para nosotros y para los demás.
