Elton John está bien. O para ser precisos, quien alguna vez fuera Reginald Kenneth Dwight está MUY bien. ¿Cuántos cantantes y compositores pueden decir que ya cumplieron todos sus sueños sobre el escenario (4 mil 600 conciertos) hicieron todo lo que quisieron con sus álbumes, cine y teatro musical y ahora quieren tener el tiempo para estar con sus todavía pequeños hijos y su marido David, buscando ser una familia como cualquier otra?
Sí después de todo lo vivido y sobrevivido, eso no es una historia de éxito, no me puedo imaginar cual sí lo es. Sin embargo, no es el único, el boomer de la música que se despide bajo sus términos y aunque duela saber que ya no los veremos sobre un escenario, es bello entender que sí hay historias que, aunque a destiempos con el orden de las cosas, pueden y son grandes historias de éxito.
Elton dio su último concierto (y es tan terco que a él sí le creo) en Estocolmo este fin de semana. Por su parte Billy Joel (también con hijos pequeños) ya anunció que se acerca el final de la residencia más exitosa en la historia del Madison Square Garden (de eso hablaremos mucho, mucho más). Paul McCartney siempre ha amenazado con nunca retirarse si le es posible, pero al menos ya aseguró, nuevamente en el contexto del cumpleaños de Ringo, el pasado fin de semana, que solo habrá una canción más de Los Beatles y ahí la dejan. Veremos. Pero ahora el reto les toca a los centenialls, porque por más que amo algunos grupos de mi generación y más jóvenes, nadie, absolutamente nadie (aún vivo) tiene la historia, el catálogo y el impacto por décadas que esos monstruos que tanto, tanto amaremos por siempre. Hagan lo que quieran, se lo ganaron.