¿Qué es lo sagrado? Honrar nuestras palabras entre tantas máscaras con grietas que son lodo. Atlampa, ciudad mítica derruida, no existe más, la derribaron, dicen los “profetas” que ellos construyen el futuro, no sabemos cómo, no existe. Entre gitanos no nos leemos la mano, ¿por qué insisten? Sentimos compasión por los charlatanes de la mística. Germán Slalom, con su rabia indomable hacia el puritanismo y la obediencia, hace tiempo conocí su música en una plataforma virtual, fui a verlo tocar en Jazzatlán. Vendemos recuerdos al presente, ¿lo habías pensado? Nuestra ciudad está enferma de tristeza los viernes por la noche, eso lo sabe este baterista/bestia noir que seduce con la única actitud posible ante la vida: la rabia. A la edad de 10 años un disco de Led Zeppelin marcó su corazón, las percusiones avivaron su espíritu, recuerda aquello y sonríe. Llegando a casa armó una batería casera con cubetas, tapas de cacerola, ¿sus primeras baquetas? unos palos de madera, así también lo hizo Iggy Pop, a la misma edad. Para los músicos más genuinos todo empieza jugando, ni papi ni mami lo enviaron a estudiar a Londres o California, se forjó solo en un mundo siniestro y enfermo que desea ver a un músico encerrado en una oficina/estudio trabajando para otros. Creció en la colonia Nueva Santa María. Alguna vez un fans lo detuvo afuera del Museo del Chopo:“¿tú eres Germán, el baterista de Pepe Aguilar?, te vi en la tele, ¡eres el triunfo del dark y el rock mexicano!” Y sí, fue baterista del ícono de la música popular, conoció otra cara de la industria, se aprendió más de 35 canciones en 4 días, de eso va el oficio. En medio de un palenque decidió que no tocaría nada que no compusiera él. Se armó de paciencia durante más de 20 años para lograr este proyecto solista llamado Papión Sagrado, un baterista SOLO, con audiovisuales curados o hechos por él que nos muestran la franca decadencia del mundo y la belleza de una revelación: todo es sonido. En su prisión de broken beat, funk cibernético y jazz sombra purga su desolación. Este salvaje baterista soportó tocar con varias bandas jipis que esperaban los decretos del universo para ensayar o armar una canción, cosa rara, porque en la música todo está por suceder sin decreto alguno, el caos es la única partitura posible ¿cómo crees que una partícula insignificante como un vulgar decreto/deseo humano mueve algo en galaxias y hoyos negros o la música? Me dan risa.
En la existencia, es decir: la música, todo está por ocurrir, sin nada más que la desnudez del momento. En cualquier situación, hasta en el error, la existencia se ríe de la ingenuidad de comediantes involuntarios. Existen bandas que creen que “sin voz” o letras “no pegarán”, Papión Sagrado demuestra que la música se alza por si sola entre los lamentables esbirros de fórmula predecible y lamentos de músicos mediocres que aburren. Un bombo frenético es su corazón, la noche lo ampara.
* Escritora. Autora de la novela Señorita Vodka (Tusquets)
