Ante las recomendaciones de distanciamiento social, son cada vez menos comunes o incluso poco viables las visitas a centros comerciales, acudir a clases o a fiestas, así como las reuniones familiares.
Sin embargo, la tecnología y los tiempos actuales nos permiten hacer estas y otras actividades de forma virtual, a un click de distancia.
Las compras en línea, las aulas y visitas virtuales, así como las videollamadas tienen el mayor auge en la historia del mundo.
Tener todo a un click de distancia nos permite acceder a lo que imaginemos: comprar alimento, ropa o joyería, adquirir un libro, presentar exámenes y consumir de manera indiscriminada la calidad y cantidad de información que deseemos, sin fronteras, sin filtros y sin intermediarios.
El acceso está ahí y lo deseable es que el sentido común de la ciudadanía y la capacidad de discernir, también estuvieran presentes.
Y la delincuencia también puede estar a un click de distancia y contar con toda la cooperación del ciudadano.
Respecto a otras regiones del mundo, en México apenas comenzamos el reto llamado coronavirus, que ya brinda áreas de oportunidad a la ciberdelincuencia.
Se han presentado desde correos que supuestamente provienen de instituciones bancarias y que piden información confidencial, links con promociones increíbles que prometen un par de tenis de marca internacional, hasta ofrecimientos de apoyos gubernamentales que llegan al celular.
Los delincuentes más avispados encontrarán en el ciberespacio un área de oportunidad para seguir obteniendo recursos del ciudadano, que en la mayoría de las ocasiones accederá de forma voluntaria a la trampa y prácticamente regalará recursos al delincuente.
O peor aún, ciudadanos que en la cuarentena publicarán sus actividades, su hogar y los integrantes de su familia, exponiendo sin filtros su información personal a quien pudiera utilizarla con fines extorsivos… porque finalmente también se puede pagar una extorsión con un solo click.
Informarnos e informar es un gran reto, pero lo es aún más evitar que la codicia, el miedo y la inocencia nublen el sentido común del ciudadano.
