Política

¡Policía mugroso!

  • Seguridad ciudadana
  • ¡Policía mugroso!
  • Sophia Huett

Me gritaron pinche federal mugroso y creyeron mentarme la madre con el claxon.

Quien me lo dijo, estaba enojado porque tuvo que detener su camino en el punto de inspección. A decir de su vestimenta y su vehículo, se trataba de un profesionista a quien la fiesta ya le había hecho estragos.

La mentada de madre la tomé como una bendición. Al fin y al cabo son los mismos cinco toques de claxon que podrían utilizarse para decir “que Dios te bendiga”; la interpretación corre por mi cuenta.

Pinche no soy. Soy integrante activo de la mejor Policía de México, corporación a la que difícilmente muchos podrían pertenecer, así que el calificativo tampoco me lo tomo personal.

Mugroso si estaba. Eso ni cómo negarlo.

Me hubiera gustado decirle a esa persona que andaba sucio porque soy policía y que mientras él se desvelaba divirtiéndose, yo también me desvelaba revisando vehículos, trabajando al igual que cientos o miles de compañeros, para evitar que drogas y armas llegaran a manos equivocadas, para detectar incluso tráfico de alcohol adulterado que puede terminar con la vida de un alegre y gritón bebedor.

Mientras él se desvelaba por gusto, con la posibilidad de irse a dormir en el momento que quisiera, yo tuve que repartir las pocas horas que tenía de descanso en los días anteriores para no quedarme dormido y darle agilidad a su espera.

Me hubiera gustado que supiera que aún en las fechas especiales, en las que él cenó con vino y pavo, yo me tuve que conformar con agua y un taco de huevo frío, preparado por mis propios compañeros en aquellas noches en las que estábamos de guardia.

Mientras él desperdiciaba la convivencia con sus seres queridos por estar de parranda, yo tenía ya meses lejos de mi familia por cumplir con mi trabajo, con mi deber.

Así que si estaba mugroso y también muy cansado, como lo han estado tantos compañeros y compañeras policías, pero también marinos y soldados que nos ensuciamos cumpliendo con nuestro deber en horarios, circunstancias y jornadas que difícilmente otros profesionistas entenderían.

Circunstancias que nos han hecho psicólogos, bomberos y hasta paramédicos, para apoyar a quien más lo necesita, cuando más lo necesita.

Hubiera querido decirle que contrario a lo estereotipos que se han creado en torno a quienes vestimos un uniforme azul, soy como muchos de mis compañeros, un profesionista también; pero que, a diferencia de otros tantos abogados, decidí no quedarme con una vestimenta impecable, en una oficina con aire acondicionado y con un baño a cinco metros.

Porque definitivamente prefiero ser un pinche policía mugroso, mucho más humano que aquel que desde su auto decide insultar a quien protege y sirve a la ciudadanía.

Decidí seguir esta vocación porque estoy convencido que es la vía para tener un mejor país, para que mi hija camine con las calles con la frente en alto, orgullosa de que su papá sea policía.

Detrás de cada uniforme azul hay un papá, un hijo, un hermano, un novio, un esposo, que podría dar la vida si fuera necesario, para que la mayoría descansen tranquilos en casa y puedan dormir a pierna suelta.

Hoy me corresponde dar voz y hacer un homenaje a las y los miles de policías que en tiempos complicados, no han dejado de estar en las calles, fieles a su misión de proteger y servir. A ustedes mi respeto, mi compañerismo y solidaridad.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.