Política

La espiral del consumo

  • Seguridad ciudadana
  • La espiral del consumo
  • Sophia Huett

Hasta hace algún tiempo, el consumo de drogas se consideraba una actividad principalmente masculina; sin embargo, la presencia femenina ante roles cada vez más diversos, provoca que cada día exista un mayor número de fumadoras y consumidoras de alcohol y otras drogas ilícitas.

Se trata de una realidad que requiere abandonar la visión tradicional de los roles de género, para contar con un enfoque más efectivo que considere factores personales, familiares y sociales en el consumo de drogas lícitas e ilícitas entre el sector femenino.

Una baja autoestima, trastornos afectivos, sentimientos de tristeza o soledad, abusos sexuales, el deseo de encajar o no ser rechazada, problemas alimenticios y la sensación de que no se cumple con el rol esperado de madre o mujer, son algunos de los factores personales. En el caso de los factores familiares se incluyen patologías mentales en el árbol genealógico, que algún padre o la pareja consuman, desintegración familiar, un divorcio o separación, una pérdida traumática y por supuesto, los conflictos.

En el caso de los factores sociales que podrían incitar al consumo, se incluye una relación afectiva con una persona que consume, la sensación de sobre exigencia física y emocional en el trabajo o en casa, no tener espacios de realización personal, la falta de oportunidades, el deseo de imitar conductas masculinas con tal de demostrar que se es capaz de adoptar un nuevo rol, así como el temor al rechazo por no participar en un círculo social.

La mayoría tenemos la idea de que el alcohol y otras drogas tienen consecuencias distintas en hombres y mujeres, debido a sus características físicas. La Organización Mundial de la Salud, al establecer umbrales de riesgo en el consumo, confirma esa creencia, aunado a que ellas tienen un consumo menos dañino para su salud, aunque una menor cantidad de estas sustancias les provoca un mayor daño.

La menopausia u osteoporosis prematura son algunas de las consecuencias a la salud del consumo, así como el desarrollo de distintos tipos de cáncer. Además hay una disminución en la fertilidad y en caso de embarazo, puede ocurrir que la consumidora se entere meses después, en los que incluso sigue consumiendo, lo que provoca un aborto, bajo desarrollo del bebé o su fallecimiento en los primeros meses. En el caso de las niñas y niños que sobreviven, pueden presentar trastornos en la conducta, problemas sociales y dificultades en el aprendizaje, que a su vez, en algún momento sean factores para que inicien el consumo, perpetuando la espiral a la siguiente generación de no haber una intervención efectiva.

Con circunstancias diferentes para cada edad, las mujeres consumidoras buscan ocultar su adicción para no ser estigmatizadas, rechazadas por la familia e inclusive, para no exponerse a perder la custodia de sus hijos. Y lo logran, hasta que las consecuencias en su salud o en distintos aspectos de vida, lo hace insostenible.

También en el tratamiento a las adicciones, las mujeres enfrentan otros retos, como el hecho de que al ser las cuidadoras principales en la mayoría de los casos, si por fin se llega a la fase de atención, puede ser que se privilegie su rol y presencia pronta en casa, sobre el tiempo que en realidad requiere para su rehabilitación (lo que probablemente termine en fracaso).

Y ni qué decir de la violencia de género, en donde diversos estudios internacionales señalan que un consumo de alcohol o drogas, aumenta diez veces más la probabilidad de una agresión, así como que en el caso de la víctima, es posible que inicie un consumo para afrontar la realidad.

¿Cómo abordar la prevención, atención y rehabilitación de mujeres con adicciones? De inicio con una perspectiva de género que permita comprender las causas para iniciarse en el consumo o abuso, a fin de aplicar mecanismos individuales y sociales que puedan ser factor de protección.

Un aspecto fundamental, es desvincular, principalmente en las nuevas generaciones de mujeres, de la idea de que el consumo de alcohol y tabaco es síntoma de independencia, así como del efecto que tiene en la imagen personal y de salud el consumo de ciertas sustancias.

Hoy más que nunca es necesario conocer a los diferentes consumidores, para que desde casa se generen los factores de protección necesarios y que no sea en exclusiva el Estado quien tenga que intervenir ante una circunstancia que no fue prevenida ni atendida en casa de forma oportuna.

El factor clave de hacerlo en las mujeres, es que puede ser una de las vías para romper la espiral de consumo, que ya existe en muchas más familias de las que podemos imaginar.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.