Durante un operativo en la Ciudad de México, elementos de la Fiscalía Antisecuestros de la Procuraduría General de Justicia enfrentaron un escenario para el que estaban preparados: una agresión con armas de fuego por parte de la delincuencia.
Lamentablemente uno de los policías agredidos falleció, mientras que otros dos sufrieron lesiones que requerían atención médica, por lo que fueron trasladados a un hospital privado.
Se trataba del Hospital “Dalinde”, ubicado en la céntrica colonia Roma. Aunque si bien es un hospital privado, es importante decir que no se ubica entre los de mayor costo de la ciudad.
Ahí los policías vivieron otro escenario para el que no estaban preparados: la no admisión para su atención, dado que el hospital no estaba en la red de su seguro de gastos médicos. Tuvieron que ser trasladados al ISSSTE para la atención de sus lesiones, que afortunadamente no ponían en riesgo su vida.
México vive momentos complejos, en el que el combate a la delincuencia requiere de los mejores perfiles para trabajar por la seguridad de la ciudadanía, lo mismo en un caso tan sensible como un secuestro como la desarticulación de bandas del crimen organizado.
El Estado, en correspondencia a quien decide poner su vida en riesgo para servir y proteger a la comunidad, debe brindarle todo el apoyo que se requiera, especialmente cuando su vida se ve amenazada.
Esto lo tiene muy claro el estado de Guanajuato, que como parte de las prestaciones que brinda a las y los integrantes de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, se encuentra el poder disponer de cualquier hospital público y también privado para la atención de lesiones sufridas en el ejercicio de sus funciones o ante un caso de enfermedad.
De esta forma, las y los policías estatales pueden elegir el servicio médico que más convenga a sus intereses o bien, de acuerdo a la urgencia que requiera el caso.
En el cuidado de quienes nos cuidan no cabe la austeridad, solo hay lugar para la dignidad y la responsabilidad que debe procurarse a quienes arriesgan su vida y sacrifican más de lo imaginado para proteger a un ciudadano desconocido.
Ojalá el evento ocurrido en la Ciudad de México sea materia de reflexión para las instituciones federales y estatales de todo el país.