Decía Eduardo Galeano que mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar al mundo. Tenía toda la razón. Esperar que sean los grandes líderes los que con sus acciones y decisiones mejoren nuestro entorno es sentarse a ver la vida pasar. Es desperdiciar toda nuestra fuerza, todo nuestro talento. Es ser testigo y no agente de cambio.
La gran fuerza de transformación de México somos nosotros. Las personas que todos los días salimos a trabajar por nuestras familias y por nuestra comunidad. Lo que hace falta es organizarnos, es hacer equipo, ser solidarios y generosos.
Si los municipios no están limpiando las calles, hagámoslo nosotros. Dividamos las cuadras y salgamos a dedicarle media hora cada dos días a nuestra ciudad.
Si el gobierno de Tamaulipas no ha podido darle una respuesta al tema de la seguridad, hagámoslo nosotros. Vamos a iluminar la puerta de nuestra casa, vamos a platicar para saber en qué andan nuestros hijos y familiares. Regalémosle a nuestra Patria la seguridad de que estamos dejando personas de bien.
Si el gobierno federal quiere regalar apoyos de montos pequeños que no permiten más que sobrellevar nuestros días, emprendamos y mostremos que lo que queremos es que confíen en nosotros para salir adelante; no queremos dádivas ni regalos que tienen fines 100 por ciento electorales y nos quieren estancar, queremos oportunidades para trabajar y progresar.
Más allá de las circunstancias, como decía Kennedy, nuestra visión debe estar en qué podemos hacer nosotros por nuestro país. Quiero ver a más personas produciendo cambios, quiero ver a menos personas esperando que con un voto se arregle México.
Ayer me dio mucho gusto llegar a una pequeña fondita. Sin mesas disponibles, una familia me invitó a sentarme. Ellos prácticamente se retiraban. Mientras esperaba que me atendieran, me invitaron de inmediato un plato de lo que comían. Minutos más tarde se retiraron. Les agradecí y nos deseamos buen día. Minutos después pasó lo mismo, solo que ahora el anfitrión fui yo con otra familia. Quizá sea algo muy sencillo pero al menos ese día entre nueve personas, o más, se logró una pequeña cadena de generosidad, de buen trato y de ambiente familiar.
Mi invitación este día es a ser agente de cambio, a tener una acción pequeña todos los días que mejore nuestro entorno, a que la humanidad regrese a los seres humanos.
Agentes de cambio
- Prospectivas
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Saúl Barrientos
Tampico /